Barcelona

Eduardo Gutiérrez: «El doctorado de San Juan de Ávila constata la pujanza española»

El Sínodo de los Obispos reconoce a un santo de Ciudad Real con la máxima distinción que concede la Iglesia. La Santa Sede reconoce los sacrificios de Rajoy

Eduardo Gutiérrez
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CIUDAD DEL VATICANO- Eduardo Gutiérrez, embajador de España ante la Santa Sede, está ante la primera cita de importancia para la Iglesia española en Roma desde que se hizo cargo en primavera de la legación diplomática permanente más antigua del mundo. Hoy, durante la misa de apertura del sínodo sobre la nueva evangelización, el Papa proclamará doctor de la Iglesia a San Juan de Ávila. Gutiérrez considera que esta distinción «demuestra la pujanza que España siempre ha tenido en el orbe católico». También anuncia un próximo encuentro entre Mariano Rajoy y Benedicto XVI y asegura que la Santa Sede «reconoce los esfuerzos» del Gobierno para sacar a nuestro país de la crisis.

–¿Qué significa para España esta declaración por parte de Benedicto XVI?
–Es un reconocimiento de la importancia y de la historia de la Iglesia española. Esto demuestra la pujanza que España siempre ha tenido en el orbe católico. Además, supone el reconocimiento de la autoridad teológica y evangelizadora de San Juan de Ávila, quien en una época crítica para la Iglesia como fue el siglo XVI supo sentar las bases de la modernidad, algo que el propio Papa reconoció cuando iba en el avión hacia Santiago de Compostela en 2010. Dijo que con santos como san Ignacio, Santa Teresa o San Juan de Ávila, España había contribuido de manera fundamental a la modernización y actualización del catolicismo a nivel mundial. Este doctorado es una distinción máxima que refleja muy bien las aportaciones espirituales, intelectuales y de vida que tuvo este santo.
–¿La pujanza de la Iglesia española es algo de tiempos pasados o continúa hoy existiendo?
–La Iglesia española sigue siendo muy pujante. El propio cardenal Tarcisio Bertone lo recordaba hace poco antes de viajar a Barcelona. Decía que la mayoría del pueblo español es católico y que sigue siendo fundamental la actividad de la Iglesia en la asistencia social y educativa. Esa pujanza se mantiene. Yo la vivo día a día desde este puesto viendo la enorme cantidad de españoles al frente de congregaciones y en el primer o segundo escalón de dicasterios de la Curia vaticana. Sólo un país con una base espiritual tan fuerte como España puede tener esta presencia. No hay que olvidar que son españoles los superiores de los Maristas, Marianistas, Jesuitas, Franciscanos, Carmelitas, Claretianos, Opus Dei, Comunión y Liberación y tantísimas otras congregaciones masculinas y femeninas.
–Las encuestas del CIS muestran que la creencia y la práctica religiosa en España están en continuo descenso. ¿Existe un riesgo de que el catolicismo se convierta en minoritario?
–Creo que no. Las bases de la Iglesia en España están muy vinculadas a nuestras historia y a nuestra cultura para que ese riesgo sea real. Es evidente que se está produciendo un proceso de descristianización, ante el que la Iglesia responde con el sínodo que ahora comienza sobre la nueva evangelización. Va dirigido a todo el mundo, pero de forma concreta a Occidente, donde se está experimentando de una manera especialmente fuerte este fenómeno. España no es ajena a la descristianización. El sínodo es muy importante, pues en él se pueden encontrar nuevas vías para que no se produzca este fenómeno de separación de la Iglesia y de indiferencia ante la fe cristiana.
–-¿Está previsto que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reúna pronto con el Papa?
–El presidente del Gobierno tiene interés en venir y en encontrarse con el Papa lo antes posible. La visita se producirá cuando ambas partes consideren que es oportuno.
–¿Qué opinión tienen en la Santa Sede del Gobierno de Mariano Rajoy?
–La Santa Sede es muy respetuosa con todos los Estados con los que mantiene relaciones diplomáticas. Reconoce los esfuerzos realizados por el Gobierno de Rajoy para sacar a España de la crisis y respeta la seriedad de las reformas emprendidas. Además, la Santa Sede y España comparten muchos puntos de vista en el campo internacional. Se valora mucho, por ejemplo, la defensa de la libertad religiosa y de las minorías religiosas que hace España en el mundo.
–Las relaciones entre España y la Santa Sede están en un momento dulce. El tema de la financiación de la Iglesia, que tantos quebraderos de cabeza provocó, está resuelto. Tampoco se prevé una reforma de los acuerdos entre la Iglesia y el Estado. ¿Durante cuánto tiempo seguirá funcionando este marco?
–Me hago eco de las altas instituciones del Estado al decir que los acuerdos Iglesia-Estado constituyen un marco adecuado y útil para las relaciones entre ambos. No hay nada inmutable, obviamente, pero el consenso actual, tanto en el Estado como en la Iglesia, es que estos acuerdos siguen siendo válidos y prácticos. Por eso, como dice ese viejo adagio, lo que funciona es mejor no tocarlo.

 

Doctor, maestro, misionero y formador
Hoy ha sido reconocido como «doctor» la máxima distinción que se puede conceder en el seno de la Iglesia Católica. Su historia comienza con el siglo XVI. Desde su temprana juventud apuntaba maneras: dejó los estudios de leyes para pasar tres años en oración; en su ordenación sacerdotal, invitó a comer a doce pobres y vendió sus bienes. Así, se convirtió en apóstol de Andalucía. Compaginó su predicación entre los más sencillos con la companía de otros santos, algunos ya doctores de la Iglesia, como san Juan de la Cruz o santa Teresa de Jesús. En Baeza, y con poco más de 40 años, creó la universidad con el propósito de que la educación llegara a todos los grupos sociales.