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Más de cien campos de fútbol de potencia solar

Con sus 72 MW de producción, Rovigo se ha inaugurado en Italia como la planta fotovoltaica más grande de Europa. Sólo el primer año alimentará a casi 17.000 familias y evitará la emisión de 40.000 toneladas de CO2, lo mismo que 8.000 coches 

Más de cien campos de fútbol de potencia solar
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La fotovoltaica europea tiene nueva reina. Esta semana se inauguraba en Italia la mayor planta instalada en la Unión, con una potencia de 72 MW efectivos. Esta enorme alfombra solar de 850.000 m2 de paneles, capaces de cubrir el área de 120 campos de fútbol unidos, se pone en sus primeros días de vida por delante de sus antecesoras: la planta de Olmedillo (Cuenca) con sus 60 MW y la de Strasskirchen (Alemania) con sus 52 MW. Como en las mejores listas de éxitos musicales, nadie duda que el primer puesto en el ranking durará poco, aunque de momento sitúan esta desconocida zona del Véneto en el mapa de la industria solar italiana, cuyas estrellas son las regiones de Apulia, Lombardia y Lazio.


Hasta la zona Fratta Polesine, entre San Bellino e Castelguglielmo se desplazaba el martes un nutrido grupo de autoridades y prensa que ya a primera hora de la mañana escrutaban el cielo pensando si el tiempo acompañaría o desluciría el acto. Tras el éxito de la conexión a la red de distribución eléctrica nacional, Terna, las felicitaciones no se hicieron esperar: «La implementación del proyecto en un plazo tan corto sólo ha sido posible gracias al compromiso de las autoridades locales y regionales y nuestros partners», decía Pancho Pérez, director general de SunEdison para Europa, Medio Oriente y norte de África. Mientras los alcaldes, orgullosos, entonaban en sus discursos palabras de agradecimiento por la reactivación que ha supuesto para la zona. Concretamente en estos cuatro kilómetros de perímetro de suelo industrial, abandonados desde 2002, se han generado en los escasos nueve meses que ha durado su construcción, 500 puestos de trabajo, mientras que para su funcionamiento actual se necesitan cien operadores.


El parque de 281.904 paneles ha sido construido en un tiempo récord y concentra a través de una intrincada red de 840 km de cable, la energía de cada módulo hasta soltarla en la línea de alta tensión de 132 kilovoltios. Existen dos subestaciones tras esta línea, una de distribución propiedad de Terna y que según explican desde SunEdison es «la primera que no construye la empresa italiana directamente, sino que la ha externalizado». Tras este enorme interruptor de alta tensión, se sitúa la subestación de transformación de la planta que reduce o amplía, según en qué dirección se mire, los 132 kilovoltios hasta 20 o viceversa.

Matrioskas
Hasta aquí llegan los ocho líneas de media tensión en que se divide el parque, que como ocho autopistas recogen la potencia de las 60 cabinas de transformación (unas ocho más o menos en cada vía). Si una falla, el resto sigue trasladando electricidad. Estas cabinas de inversión, muchas de ellas de un MW están divididas en seis partes, que trabajan con grupos independientes de paneles. La energía se va concentrando en este tramo gracias a varias cajas monitorizadas que recogen la producción de los paneles solares de 230 o 280 vatios, y le dan salida a través de cables siempre más gruesos. Esta enorme configuración que parece inspirada en las matrioskas rusas reduce la posibilidad de pérdidas en cable y aumenta la eficiencia, ya que si un grupo de paneles deja de funcionar, la cadena de producción no se rompe y la avería se localiza fácilmente.


La inversión tiene origen americano. La empresa SunEdison, división de MEMC Electronic Materials, desembolsó 250 millones de euros, aunque la planta ya ha sido adquirida por 276 millones por First Reserve, a través de la Joint Venture (algo así como operación compartida) creada entre estas dos empresas. En su primer año de vida se espera que alimente a cerca de 17.000 familias y le evite a la atmósfera 40.000 toneladas de CO2, lo que equivale a retirar de la circulación 8.000 coches. Sin olvidar la rentabilidad económica que siempre acompaña a cualquier inversión; también a las medioambientales. Sólo con la venta de la producción eléctrica y los incentivos previstos se esperan ingresos de 43 millones de euros anuales. «En este caso, el parque tiene una vida útil administrativa de 20 años, tras los cuales tendrán que renegociar las condiciones con el Estado», explica Isabel Saracho desde Isolux Corsan, la empresa de productos llave en mano, protagonista también de la construcción de Rovigo.

El boom italiano

Al igual que en el mercado fotovoltaico español, el Estado italiano compra por una tarifa especial cada kW vertido a la red de las instalaciones solares, aunque su sistema de precios divide el tamaño de las huertas hasta en seis tramos, tres más que en nuestro país. La realidad administrativa italiana de las autonomías complica un poco el sector, como señala Domenico Belli desde Greenpeace Italia: «El problema es que no hay una política industrial energética a nivel nacional», en clara referencia al aumento del suelo fotovoltaico y en contraste a los planes nucleares aprobados por el Gobierno, que prevén la localización de cuatro centrales, a pesar del referéndum en contra de 1987.


El 2010 está siendo un buen año para el sector en el país transalpino, que espera acabar diciembre sumando 1.500 MW nuevos a la producción actual. «Se está viviendo un boom», dice Belli, parecido al que vivió España hace un par de años, aunque comparativamente más comedido y con una clara tendencia hacia las pequeñas instalaciones de no más de 20 MW, que «son el 92 por ciento de los 110.000 establecimientos actuales», puntualiza.
También este año, el 24 de agosto, se aprobó el «Conto Energético» que reduce para 2011-2013 los incentivos a las instalaciones «aunque no drásticamente», explica Belli, mientras que aprueba la financiación de 3.000 MW de nueva instalación. Una disminución de los precios de compra energético un seis por ciento cada cuatro meses de 2011 situarán las compras grosso modo un 20 por ciento más baratas dentro de un año (desde 0,29 hasta los 0,25 euros por kW para instalaciones de más de cinco MW) y un seis por ciento menos los dos sucesivos, mientras que «en España desde hace una semana el precio ha bajado hasta los 13 céntimos», detalla Tomás Díaz desde la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF). Utilizando los últimos datos de la Comisión Nacional de Energía y las estimaciones de la Epia (Asociación de la Industria Fotovoltaica Europea ), desde ASIF denuncian la desaceleración de nuestro mercado y las diferencias de crecimiento con respecto a los países vecinos, «en España a 31 de diciembre se habrán instalado 100 MW más, en Francia 500, en Italia 1.500 y en Alemania, siempre a la cabeza, 7.000 MW».