Libros
De Neira a Jones
Es pena que la gente en muchos casos pierde la razón que les asiste. Jesús Neira –que ahora todo el mundo hace leña de este personaje surgido de un acto heroico, cuando hace nada todos eran elogios y parabienes–, no sabe callar o no sabe ser zorro cuando le ponen un micrófono delante, y el maldito populacho no se ha enterado aún de que sus facultades han quedado mermadas después de haber permanecido en coma por el suceso que todos conocemos. Es cierto que las píldoras que cada día tiene que tomar potencian los efectos del alcohol, pero precisamente por eso mismo tendría que abstenerse de consumirlo. Ahora el mal está ya hecho, las declaraciones inoportunas ahí quedan, por tanto sólo resta replegarse y poner a andar la maquinaria del low profile, low profile, low profile, que el tiempo pone las cosas en su sitio. Luego está el reverendo Jones, el incendiario clérigo, a quien Obama le dice que el enemigo es Al Qaeda, no el Islam. Quemar libros es un acto feo; quemar el Corán es además una provocación a los musulmanes, a quienes no hace falta dar motivo para que atenten a diestro y siniestro contra todo lo que se les ponga delante. También es cierto que no todos son terroristas, pero llevan un gen conflictivo con el que no se puede jugar. No soy partidaria de bajarme los pantalones, y detesto ese servilismo con que se les está tratando dentro de algunos países. España, sin ir más lejos, donde dentro de nada empezarán a segarnos la yerba bajo los pies. Pero de nada sirve quemar el Corán. Al terrorismo se le combate de otra forma.
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