Túnez

La mujer tunecina teme perder sus derechos

La victoria de los islamistas hoy puede suponer un golpe a su estatus, el más avanzado de todo el mundo árabe

Un soldado (i) observa unos carteles electorales en Túnez (Túnez) durante la jornada de reflexión
Un soldado (i) observa unos carteles electorales en Túnez (Túnez) durante la jornada de reflexiónlarazon

Las tunecinas fueron protagonistas de la revolución de jazmín que el 14 de enero logró derrocar al ex presidente Ben Ali. Han pasado nueve meses desde que gritaron bajo la misma voz «degage» a la corrupción y falta de libertades. Hoy –un día de alegría en el país, porque han logrado sus primeros comicios libres– muchas mujeres temen que, si ganan los islamistas, se acabe la igualdad que ya habían conseguido con el «antiguo régimen». Las encuestas dan como vencedor al partido religioso Ennahda (Renacimiento), que es el mejor organizado.

«Todo menos Ennahda», asegura Alia, una dependienta de 26 años. «Soy musulmana, rezo todos los días, pero no soportaría que mi futuro marido se casara con otras tres, me presionara para llevar velo o no pudiera trabajar», cuenta desde su tienda en la avenida que lleva el nombre de Habib Burguiba, el presidente que permitió el derecho a voto femenino en 1956.

La preocupación no es sólo local, Túnez es de los países árabes más plurales y abiertos, por lo que diversas organizaciones de derechos humanos están pendientes de lo que ocurra. Carla Hend, observadora para Gender Concerns International, pasará todo el día en Sfax para controlar que las mujeres votan por los candidatos que realmente desean, y no por los que sus maridos quieren. «Por desgracia, ocurrirá en algunas zonas del interior del país».

Cuando se organizaron las elecciones en julio, se estableció por ley el sistema paritario en las listas. Si bien es cierto que tras el nombre de un hombre siempre está el de una mujer, también lo es que de los 1.500 candidatos que las lideran, sólo el 7% son mujeres. Ejemplo de ello es el distrito de Túnez uno: de los 52 cabezas de partido, sólo hay cuatro femeninas. Pero hay otra meta que las tunecinas no han logrado todavía: la igualdad a la hora de heredar. «Si tienes un hermano mayor y otro pequeño, cada uno recibirá el 40% de la herencia, mientras que tú sólo un 20%», explica Hend. «Tiene lógica si piensas que te casarás con un hombre que se encargue de la boda y de ti». Sobre esta cuestión, Human Rights Watch (HRW) ha preguntado a la mayoría de partidos políticos. «En general responden que respetan los derechos humanos y la igualdad; no obstante, cuando se pregunta por separado, algunos contestan que no cambiarán este punto de la Constitución», cuenta Eric Goldstein, el investigador para el norte de África de HRW. Y uno de ellos es Ennahda, el partido de Rached Ghanuchi. El líder repite que su islamismo es más parecido al turco y rechaza a los opositores que le comparan con un talibán. Aun así, muchos que le acusan de llevar un doble discurso: uno en la calle y otro en las mezquitas. Lamia, profesora, no está de acuerdo con que el velo haya estado prohibido en los lugares públicos durante los años de Ben Ali. Ella lo lleva y lo seguirá haciendo gane quien gane. «Quiero tener derecho a vestir como quiera, eso también es libertad».

Pero gane quien gane hoy, las feministas tunecinas se manifestarán mañana a las 9. Irán a las terrazas, fumarán e irán todas sin velo. «Conseguimos derrocar a Ben Ali, por tanto, no van a poder con nosotras».