Vidas truncadas

Dejar a miles de personas sin vacaciones en el puente de la Constitución es mejor que las familias no lleguen a casa por Navidad, motivo por el que, aseguró ayer el Gobierno, haber firmado el decreto en estas fechas. De hecho, algunos han terminado comiendo turrón. En el aeropuerto de Barajas el padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz, bendijo a una pareja de Navarra que «lloraba desconsoladamente» en una esquina por no poder coger el vuelo que les llevaría a Santo Domingo para contraer matrimonio. A cambio, han recibido una bendición. «Se fundieron en un gran beso y comimos un poco de turrón para celebrar la unión», informó el Padre. Otros, como Óscar Jiménez, también han terminado con un final feliz. En su caso, con vida. Viajaba de Málaga a Melilla el pasado viernes para recibir una medicación que necesita por su trasplante de pulmón. «Es de vida o muerte», comentaba emocionado ayer por televisión. «Tuve la suerte de coger justo el último avión. Esto es lo más parecido a una huelga de estado y deben pagar», reivindicaba.

A Estefanía, en cambio, las Navidades no le sabrán a turrón. Como la controladora, considerará desorbitado el precio que ha tenido que pagar por elegir el viernes el día para volar. Entre otras cosas porque es inabarcable. El sábado estaba previsto que esta chica, de 19 años de edad, volara con Alexandra a Málaga desde Canarias. Alexandra es su bebé, e iba a someterse a una operación debido a un tumor en el estómago. No pudo. Este retraso supone que haga una nueva solicitud, se apunte a las listas de espera y continúe su incertidumbre. Estefanía no sabe si para cuando puedan operar a su bebé el tumor haya tenido tiempo suficiente para expandirse.

El primer avión que despegó ayer de Barajas fue una carguera de la compañía DCS hacia Barcelona. Sin pasajeros. A Marta Rivera esta información le hace perder tiempo para contestar. «No me lo puedo creer. Yo tenía una entrevista de trabajo a Barcelona para trabajar en un gabinete de comunicación y he tenido que retrasarla», explica.

Para los empresarios, el daño económico ha sido grave. Carlos Pérez, empresario, reservó un pasaje para volar a Zurich desde Valencia y firmar unos acuerdos de «una trascendencia económica vital». «Este acuerdo afectaba a muchísimas personas, ya no sólo a mí. Estos controladores no se dan cuenta de las consecuencias que ha tenido su huelga para la gente», considera.

Manuel de la Esperanza, empresario de hostelería de Ibiza, afirma haber notado también la huelga en su bolsillo. «En estas fechas viene mucho turismo a nuestro restaurante», dice. Cuenta, además, la trágica historia de unos amigos suyos. «Llevaban un año ahorrando dinero para poder viajar a Brasil. Viajaban con un niño y un perro, el itinerario era Ibiza, Barcelona, Milán y Brasil para ahorrar costes. Ahora han perdido todo su dinero. Afortunadamente un amigo los llevará a Italia en barco, pero una vez estén allí ya no sé qué harán. Espero que los controladores lo paguen caro, Reagan echó en su momento a once mil sin ningún problema».

También hay daños colaterales. Una familia gallega viajó desde Orense hasta el aeropuerto de Barajas para recoger a su hija y a su nieta de dos meses que volaban desde Bogotá. Al no llegar éstas, pasaron la noche en un hotel de Madrid que ellos mismos tuvieron que costear por no estar directamente afectados por la protesta de los controladores. «En los puestos de información nos dijeron que no nos podían ayudar y que si insitíamos llamarían a la policía». Para poder recogerlas habían dejado de trabajar.

Ya se han creado plataformas –algunas ya con más de cien miembros– para presentar una acción civil contra Aena, exigiendo responsabilidades por los daños causados. Un tumor en el estómago de un bebé sin operar. ¿Reparable?