Luis Miguel Jiménez: «Los mayores de 55 son un grupo de riesgo para las nuevas tecnologías»

Tiene 56 años y es uno de los pocos afortunados que podría jubilarse a los 65 porque ha dedicado más de 35 a su vocación: ser maestro. Su caso es una excepción pero, como miembro del sindicato de profesores ANPE, se siente engañado por el Gobierno: «El desencanto es general y el nivel de pasotismo se eleva cada día. En Madrid, el movimiento sindical se ha reducido casi un 50 por ciento porque creen que la causa está perdida», añade.

Desde hace varios años la continuidad del sistema educativo español está en entredicho ya que los cambios legislativos se suceden cada poco tiempo: «Tipifican medidas vistosas y poco prácticas sin contar con el profesorado que es el que realmente conoce el problema», explica Jiménez quien también ha trabajado durante varios años para la Administración. Edificios nuevos, laboratorios con la última tecnología pero sin la infraestructura necesaria «para que los alumnos no se intoxiquen», como explica el director, son algunas de las medidas «efectistas pero no efectivas» que ponen en marcha algunas comunidades. En cambio, «se aprovecha muy mal a los profesionales. No tienen apenas posibilidad de promocionar y así, taponan el acceso a nuevos maestros. Además, no se rentabiliza la experiencia de los mayores de cincuenta», añade. La formación que se da hoy a los profesores noveles es de tres meses de prácticas, un periodo insuficiente para conocer el funcionamiento de un aula: «Los educadores llegan a las clases sin apenas experiencia y no buscan el apoyo de los más veteranos que quedan relegados a un segundo plano». Entre los problemas que este educador destaca está la siempre dudosa autoridad, «no la ejercemos. Es más cómodo no impartirla y desentenderse del problema». El modelo educativo actual dista mucho del finlandés. Allí se repite más en Primaria que en la ESO y se da mucha más importancia al papel del profesor. La principal dificultad de los educadores en España es que «deben atender a individualidades, en lugar de marcar un ritmo común».