Sevilla
Siete kilómetros cuadrados de esperanza
Sevilla- La esperanza, para la familia Del Castillo Casanueva, abarca entre cinco y siete kilómetros cuadrados y se localiza entre Camas, Castilleja de Guzmán y Valencina, en la llamada Ruta del Agua, muy cerca de la barriada de Caño Ronco, en la que el asesino de Marta, Miguel Carcaño, vivía cuando cometió el crimen. Se trata de una zona de difícil acceso, junto a un barranco, con arboleda –como la que según su ex novia, Rocío, le describió tras el asesinato– y, desde ayer, minada de policías –entre 60 y 70 agentes– en busca de vestigios para regresar con maquinaria.
El juzgado de Instrucción 4, que mantiene una pieza abierta para la localización del cuerpo, emitió a primera hora de ayer un auto en el que, tras examinar el informe del fiscal, «que no se opone a que se ordene a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la realización de labores de búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo en la zona indicada por José Antonio Casanueva», insta a «una inspección ocular técnica» en la zona. El esfuerzo del abuelo de la joven obtiene, así, recompensa, pesando más que el análisis policial que consideraba más que improbable que Marta del Castillo se encuentre en la Ruta del Agua. De ahí que el juez Francisco de Asís Molina indique en su resolución, a la que tuvo acceso LA RAZÓN de Sevilla, que «no sería admisible rebasar el ámbito de lo razonable a la hora de destinar recursos públicos en operativos sin un mínimo respaldo indiciario».
El magistrado explica que en la manta que aportó el abuelo como «indicio» no se hallaron restos de ADN, por lo que considera que no existe «en este momento un motivo razonable para emprender obras de excavación». «Sin perjuicio de ello, como apunta el informe policial, es posible realizar en superficie una inspección», dice.
A las 13:00, entre 60 y 70 agentes, con caballería y perros, iniciaron un nuevo rastreo, dividido en tres áreas, en suelo y subsuelo, que continuará a lo largo de la semana. Se trata del quinto rastreo de envergadura. La primera búsqueda, en la que más creyó la Policía, tuvo lugar en el Guadalquivir, tras la confesión inicial de los imputados. Se contrató una empresa externa para rastrear en el vertedero de Alcalá de Guadaíra, tras el cambio de versión, cuando Carcaño, en marzo de 2009, aseguró que el cuerpo fue arrojado a un contenedor cercano a su piso de León XIII. La Policía también rastreó, en dos ocasiones, dos zanjas cercanas al domicilio en que residía Miguel Carcaño en Camas. En total, se han invertido más de 616.000 euros.
En este nuevo dispositivo participa el comisario Manuel Piedrabuena, contra el que la familia de Marta cargó con dureza tras el informe en el que desaconsejaba el rastreo en la Ruta del Agua.
Las labores se retoman hoy a las 9:00 horas con los efectivos del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES), de la unidad de subsuelo y de la Policía Científica, con un laboratorio móvil, apoyados por guías caninos, la unidad de caballería y una unidad de intervención policial, según informó la portavoz del Cuerpo, Ana Cambón. El objetivo es, como dice el auto judicial, «agotar la investigación de todas las hipótesis, aún las más inverosímiles, capaces de arrojar luz acerca del paradero del cuerpo de la menor». Para los padres de Marta, el principio del fin para tanto dolor.
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