Cataluña
La Generalitat defiende las sanciones lingüísticas pese a la «salud» del catalán
Mascarell arremete contra el Estado porque no protege lenguas distintas al castellano
BARCELONA- Aunque hace días que la Generalitat se ha declarado en alarma por las amenazas que se ciernen sobre el catalán (el modelo de inmersión está siendo discutido en los tribunales), lo cierto es que la lengua vernácula goza de «una buena salud desde el punto de vista de su evolución y de su crecimiento». Así lo aseguró ayer el conseller de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, durante la presentación del informe de política lingüística correspondiente a 2010, año en que la administración impuso multas por no rotular al menos en catalán por valor de 182.525 euros. Precisamente, Mascarell defendió la política sancionadora de la Generalitat. «Las sanciones son buenas si no hay consensos», dijo.
El gobierno catalán destinó en 2010 casi 160 millones de euros (159.034.423) al conjunto de actuaciones para fomentar la lengua. Se concedieron, por ejemplo, un total de 501.700 euros en subvenciones a 52 entidades y 81.800 euros a 9 fundaciones. En el ámbito universitario, se financiaron 94 publicaciones con un importe de 330.281 euros y se dieron ayudas a la normalización lingüística por valor de 819.521 euros.
Ofensiva contra el Estado
El conseller de Cultura atribuyó la buena salud del catalán al conjunto de políticas públicas impulsadas por la Generalitat, pero criticó «la escasa predisposición del Estado respecto a la lengua catalana». «No se puede afirmar que el Estado sea eficiente con la protección de la lengua catalana, más bien al contrario», consideró Mascarell. Citó, por ejemplo, el reciente recurso del Gobierno al Tribunal Constitucional contra la Ley del aranés y reclamó que «los organismos del Estado no combatan» las otras lenguas cooficiales distintas al castellano.
Según los últimos datos de que dispone la Generalitat, correspondientes a una encuesta del año 2008, un 95 por ciento de la población de Cataluña entiende el catalán, un 78 por ciento lo habla y un 60 por ciento lo escribe. Estos mismos indicadores referidos al español están por encima del 95 por ciento, lo cual demuestra que «hay mucho por hacer», según Mascarell.
El conseller explicó que hay dos sectores donde hay que prestar especial atención porque la situación del catalán está en inferioridad de condiciones. Uno de ellos es el ámbito de la justicia, donde el número de sentencias dictadas en catalán fue de 37.645, mientras que las que se hicieron en castellano fueron 221.359, es decir, tres de cada cuatro. El otro ámbito que merece la atención específica de la Generalitat es el de las nuevas tecnologías para conseguir que «el catalán se utilice desde el primer momento».
Con todo, Mascarell se mostró bastante optimista, ya que, pese a que Cataluña ha recibido 1,5 millones de inmigrantes en los últimos diez años, «ha habido una buena digestión». El conseller explicó que la Generalitat ha registrado una tendencia a la baja en la demanda de cursos de catalán por parte de la inmigración, aunque en el curso 2009-2010 se inscribieron 127.807 personas (un 87,5 por ciento de las cuales, extranjeras).
El conseller concluyó su exposición con otra petición a los resortes del Estado. «Pedimos al Estado que actúe con la misma favorabilidad con el catalán que con el castellano porque todas las lenguas deben ser patrimonio», dijo Mascarell. Respecto al uso y fomento del castellano en Cataluña , el conseller de Cultura fue rotundo: «Nadie puede decir que la sociedad catalana no administre bien sus lenguas». Es decir, que todo, menos la actitud del Estado, va bien a su entender.
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