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La prueba del nueve de Griñán

La prueba del nueve de Griñán
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José Antonio Griñán salió a última hora de la noche de ayer con una sonrisa de oreja a oreja. Casi más amplia que las de todos los jerarcas socialistas que tenía de coro a su espalda. ¿Había razones para tanta algarabía y risa floja? Puede, porque la noche pintaba negra y luego... En cualquier caso, habría que recordarle al líder socialista ciertos apuntes de los resultados electorales para no perder la perspectiva. Si el PSOE tenía algo que celebrar anoche, sería sólo si Izquierda Unida estuviera por la labor de no chafar la fiesta. En todo caso, Griñán deberá acostumbrarse a pasar por la ventanilla del comunista Diego Valderas durante los próximos cuatro años para que su futuro gobierno se mantenga a flote. No será coser y cantar. Izquierda Unida le espera con ganas después de años de prepotencia y desdén socialistas. Pero además, Griñán ha entrado en la historia del PSOE como el primero de sus dirigentes en caer en unas elecciones en el feudo más inexpugnable. Entre risa y risa, ERE y ERE falso, debería perder unos minutos de su tiempo en enterarse de que es el responsable de la pérdida de 700.000 votos y nueve escaños. Ahora tendrá que superar la prueba del nueve, la de la minoría, sin olvidar que el horizonte judicial para él y los suyos puede traer sorpresas desagradables. Por no hablar de Rubalcaba. En fin, por quién levantaría Griñán ese puño...