Barcelona
María Vilardell
Hace unos días falleció María Vilardell, en la misma Barcelona donde había nacido hace 88 años. A muchos de ustedes no les dirá nada su nombre, sobre todo a los de fuera de Cataluña, y por ello tampoco se habrán enterado de su muerte. De ahí que merezca la pena dársela a conocer, puesto que gracias a personas como ella ha podido llegar la música a ocupar en nuestra sociedad el lugar que ocupa. En el mundo musical no sólo son importantes los artistas porque posiblemente solos, sin apoyos, no conseguirían llegar a nadie.
María era nieta del histórico Francisco Viñas, uno de los grandes tenores wagnerianos y el más identificado con este compositor de entre los españoles. Estudió piano de niña, pero quizá fuese más importante para ella el tiempo que pasó junto a su abuelo, en su casa o en el Liceo, escuchando unos cuentos que no eran sino argumentos de óperas. Así aprendió a amar la música. Aunque dio algunos conciertos públicos, siempre con sensibilidad y especial atención al repertorio español, su figura quedará en nuestro recuerdo por la impagable labor que realizó en el concurso de canto Francisco Viñas. Al desaparecer su padre, el conocido doctor Jacint Vilardell, se hizo cargo del concurso que él había creado en 1963 en memoria del tenor. Bajo su dirección ha llegado a convertirse en una gran referencia internacional. Por ello o quizá para ello, han formado parte de sus jurados los más míticos cantantes de la segunda mitad del siglo pasado. Contó en su trabajo con la fundamental colaboración de su hijo Miguel Lerín, en quien curiosamente se repite en buena parte la figura materna, habiendo también estudiado piano y ofrecido conciertos en su juventud.
María Vilardell fue presidenta de la Asociación de Amigos del Liceo, cuya Medalla de Oro poseyó, y la Generalitat le concedió en 1992 la Cruz de San Jorge. Mujer sencilla, lejana a los fastos, deseó y consiguió que nadie se enterase de su muerte hasta después de su entierro junto al abuelo. Sobran chupópteros en la vida musical y faltan personas como María. Por desgracia ya hay una menos.
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