Andalucía

Rubalcaba presidente

Que Rajoy no cante victoria antes de tiempo. Con Rubalcaba enfrente necesitará, más que nunca, la mayoría absoluta.

La Razón
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Cuando el entonces aspirante a presidir el Gobierno del Reino Unido, David Cameron –al que los socialistas españoles comparan constantemente con Mariano Rajoy– le sacaba en las encuestas veinte puntos al entonces jefe de gobierno Gordon Brown, todo era alborozo en las filas conservadoras británicas. Como le pasa ahora al PP en España. Sin embargo, meses después de aquel júbilo, llegada la hora de la verdad de las urnas, Cameron acabó ganando por la mínima, lo que le obligó a pactar con los liberales. Aliviado al fin porque los liberales estuvieron deshojando la margarita sobre si apoyarle a él o a Brown. Algo parecido a lo que ocurre aquí con nuestras bisagras los nacionalistas, que apoyan, a conveniencia, lo mismo a la derecha que a la izquierda.

De haberse producido esa circunstancia aquí, con Rubalcaba como oponente de Rajoy, las cosas no habrían sido de esa manera. Rajoy no sería Cameron, es decir no habría sido el presidente del Gobierno. El presidente habría sido el perdedor Rubalcaba. Sí, sí, me explico.
Si las encuestas no se corrigen, con toda seguridad el Partido Popular ganará las elecciones en España, aunque tras una campaña movilizadora de los socialistas podría suceder lo que en el Reino Unido: que el PP quedara lejos de la mayoría absoluta. Escenario con el que sueña Rubalcaba para pactar él, y no el PP, con los nacionalistas.

Sería la primera vez que el Gobierno de la nación, se conformaría derribando a la primera fuerza política resultante de unas elecciones y aupando a la presidencia al partido perdedor mediante pactos con otras formaciones menores. Algo que ya le hemos visto hacer al partido socialista en otros territorios con mucha asiduidad, especialmente en relevantes comunidades autónomas. A Artur Mas los socialistas le despojaron de la posibilidad de formar gobierno con el tripartito, lo que repetirían en Baleares desalojando al PP con un gobierno quintapartito, o en Cantabria arrebatando a los populares la presidencia a costa de aupar a la tercera fuerza. Métodos, por lo tanto, que Rubalcaba tiene previstos para aplicar a la formación del Gobierno central, sin ningún problema.

Sus colaboradores reconocen que para este escenario va a trabajar. Imposible que el PSOE gane, pero posible que gobierne. Espera al 23 de mayo para iniciar una carrera en primarias con pocos obstáculos. Rubalcaba cuenta con el apoyo del aparato, de Ferraz, o sea de Pepe Blanco y espera ganarse la militancia de las grandes federaciones, cuyos aparatos –que pueden quedar destrozados tras las autonómicas y municipales– avalan a Chacón. Esto explica el apoyo que Blanco le ha dado a Griñán para hacerse con el partido en Andalucía, y cosechar allí los mayores avales.

Así pues, que Rajoy no cante victoria antes de tiempo. Hoy más que nunca necesitará la mayoría absoluta. Rubalcaba, a estas horas, no ha tirado la toalla para ser presidente del Gobierno en la próxima Legislatura.