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El Barça a la altura del betún

El Barcelona rozó ayer el esperpento. Convirtió su viaje a Pamplona en una odisea y tuvo que acabar cogiendo un tren y un autocar a toda prisa para poder llegar con el tiempo justo al Reyno de Navarra para enfrentarse a Osasuna, después de pasarse toda la mañana esperando a que AENA les diera un visto bueno para volar, y a nadie se le escapaba que nunca llegaría. Hubo incluso un amago de suspensión del partido durante una mañana llena de rumores y resuelta con una falta de tino alarmante por parte del Barcelona.

Los jugadores del FC Barcelona celebran el primer gol del encuentro frente el Osasuna, conseguido por su compañero, el delantero Pedro Rodríguez, ante el guardamenta del Osasuna, Ricardo López (i),
Los jugadores del FC Barcelona celebran el primer gol del encuentro frente el Osasuna, conseguido por su compañero, el delantero Pedro Rodríguez, ante el guardamenta del Osasuna, Ricardo López (i),larazon

Todo comenzó el viernes, con el caos organizado por los controladores. Como es habitual, el Barça tenía previsto viajar el mismo día del partido y, ante la situación creada, ya desde última hora del viernes el club estudió formas alternativas para viajar a Pamplona por si al final no se podía ir en avión. Los jugadores estaban citados a las nueve de la mañana de ayer al Camp Nou y llegaron a hacer la pantomima de subirse al autobús para ir al aeropuerto, para luego bajarse y quedar concentrados en el Camp Nou.

La imposibilidad de viajar en avión provocó que el propio presidente del club se pusiera en contacto con la Federación Española de Fútbol y, según la versión azulgrana, ésta le notificó que ante una situación excepcional el partido quedaba aplazado al domingo a las 17:00. Nada era oficial, pero el Barça se apresuró a informar a través de su página web. La noticia generó mucho malestar, que se hubiera evitado cogiendo un autobús por la mañana rumbo a Pamplona y evitando todo lo que sucedió, y Osasuna fue el primero en protestar a la Federación que, según califica el Barça, «de manera sorprendente» cambió de opinión y a las tres de la tarde informó al Barça que el partido debía jugarse en el día inicialmente previsto con riesgo de sanción si no era así. Una comunicación que llegó firmada también por la Liga de Fútbo Profesional.

El día cogía un rumbo inesperado en ese momento y el Barcelona se vio obligado a diseñar un plan de viaje de urgencia para llegar a tiempo a Pamplona. Una decisión que de haberse tomado a las diez de la mañana hubiera evitado que la imagen del Barcelona quedara seriamente dañada. Al final, fueron en AVE hasta Zaragoza y desde allí en autocar hasta Pamplona. A las 20:03 la expedición azulgrana entraba en el Reyno de Navarra.

Desde el Barcelona se echa toda la culpa a la Federación. Después de no dar señales de vida durante el día, el club emitió un comunicado pasadas las seis de la tarde en el que daba su versión. Al parecer, las recomendaciones directas de AENA hacían presagiar que se podría volar. También la Federación estaba al corriente y aceptó la suspensión en una conversación teléfonica con el Barcelona de la que no han trascendido los interlocutores y de la que no hay documento oficial. La precipitación azulgrana en hacerlo público dejó al club en muy mal lugar respecto a la opinión pública y le obligó a completar el viaje de manera precipitada.
Esperpéntico.


La Federación se contradice sobre la suspensión del choque
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) también puso su granito de arena en la caótica situación que se vivió ayer. Primero, el portavoz federativo, Jorge Carretero, desmintió al Barça: «Nunca hemos hablado de suspensión. La Federación no ha dicho nada en ningún momento». Poco después, Jorge Pérez, secretario general de la propia RFEF, admitía en RAC1 que «aplazar el partido fue iniciativa de la Federación, pero Osasuna nunca estuvo de acuerdo». Y el Mundial a Rusia, claro.