La Habana

La tragedia de Adonis

La Razón
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 Aunque no pudo hablar, Adonis nos lo dijo ayer todo. Ser capaz de esconderse entre las ruedas de un avión y pretender sobrevivir tras ocho horas de vuelo cruzando el océano Atlántico, es suficiente para hacernos una idea de su desesperada situación por salir de su país. Tenía 23 años y lo único que se sabe de él es que era cubano. El avión al que se había atrevido a colarse –con matrícula EC-HGZ– procedía del aeropuerto José Martí de La Habana. El vuelo de Iberia 6620 aterrizó en Madrid-Barajas alrededor de las 13:50 horas, pero Adonis G. B. no llegó con vida. Fueron los operarios de la compañía aérea quienes descubrieron el cuerpo del chico y el jefe de explotación de la compañía avisó a los servicios médicos de Aena y a la Guardia Civil. Una UVI de la T-4 satélite realizó una «tira de ritmo» al polizón para certificar su muerte y, sobre las 16:45 horas, el juez ya había ordenado el levantamiento del cadáver. El cuerpo de Adonis fue trasladado al Instituto Anatómico y será un forense quien determine las causas de su fallecimiento. Las hipótesis que se barajan, según fuentes de la investigación, son que el joven pudo morir por congelación, por aplastamiento (el tren de aterrizaje se encaja sin dejar hueco para el cuerpo de un adulto) o por falta de oxígeno. Sea como fuere, el drama del joven cubano sobrecogió ayer a los trabajadores del aeropuerto, más acostumbrados a que algún polizón aparezca en las bodegas de un avión. Muchos se preguntaban ayer por la seguridad que habría en el aeropuerto de La Habana. «Si se llega a colar alguien con un explosivo, ¿qué podría haber ocurrido?», se preguntaba un trabajador de Aena.