China
Miopes por «empollones»
Investigadores australianos alertan de que dedicar demasiadas horas a estudiar y acortar el tiempo de exposición a la luz solar puede producir, en el 90 por ciento de los escolares, miopía avanzada e, incluso, una discapacidad visual
Pasar demasiadas horas delante de los libros estudiando y dedicar menos tiempo a salir al aire libre y disfrutar de la luz natural, puede aumentar los casos de miopía.En concreto, hasta el 90 por ciento de los escolares del sudeste asiático y extremo Oriente padecen ya una miopía avanzada que podría desembocar en una capacidad visual e, incluso, ceguera. Al menos, así lo asegura un equipo de científicos de la Australian National University y liderados por Ian Morgan. En el trabajo, que aparece publicado en la revista «The Lancet», se tuvieron en cuenta investigaciones previas realizadas entre la población escolar en edad de graduarse en China, Taiwan, Hong Kong, Japón, Singapur y Corea del Sur. En la población general, la tasa media de incidencia de miopía se sitúa en torno al 30 por ciento. «La miopía en la población asiática ha pasado de un 20 por ciento a más de un 80 por ciento y, entre los jóvenes adultos, la cifra llega al 90 por ciento», explica Morgan en declaraciones a la BBC.
Récords
Con el fin de encontrar el porqué de esta situación, Morgan y sus colegas juntaron toda la evidencia científica y, según comenta, «sugiere que algo extraordinario está sucediendo en el este de Asia en las últimas dos generaciones». En concreto, entre los tres grupos étnicos principales, chinos, indios y malayos, el porcentaje de miopes ha batido nuevos récords anuales pese a que su genética es diferente.
Muchos de esos niños dedican, según el autor, más horas al estudio que en el pasado, lo que supone una presión extra para la vista. Este daño podría «aliviarse con entre dos y tres horas de exposición a la luz natural, que promueve la producción de dopamina, un neurotransmisor que se cree que podría evitar la prolongación del globo ocular», sostiene Morgan. Y añade que «las presiones educacionales de los países hacia los estudios y la costumbre de la siesta después de comer, son las responsables de que los niños no reciban suficiente luz natural».
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