Cambios en el PP
Aguirre y Gallardón hacen la «pinza» a PSOE e IU
A un mes del inicio de la campaña, ofrecen una candidatura única contra el «nuevo zapaterismo»
Lejos han quedado las discrepancias e incluso los enfrentamientos entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón y sus respectivos equipos. Los máximos dirigentes del PP en Madrid compartieron ayer mesa y mantel en un desayuno organizado por la formación. A un mes para que empiece la campaña electoral, los dos candidatos a revalidar su cargo el 22 de mayo, protagonizaron ayer el primer acto de partido en el que hicieron gala de colaboración y entendimiento frente a su «enemigo común» y su «plan oculto». El alcalde salió en defensa de la presidenta y del ataque del PSOE, que le acusa de tener un «plan oculto» para imponer el copago sanitario tras las elecciones, al asegurar que quienes realmente tienen un «plan oculto» son PSOE e IU, que formarán «un bipartito que hará de Madrid lo que Zapatero ha hecho con España». Porque, aseguró, «Zapatero no es una excepción en el PSOE».
En pleno proceso de elaboración de listas electorales municipales y autonómicas (sobre las que el alcalde dijo que «estarán todos los que lo deseen») los dos quisieron lanzar a los suyos un mensaje de unión, e incluso de «cariño y amistad». «No habrá ninguna diferencia que a Esperanza y a mi nos dificulte ponernos a trabajar por los madrileños», afirmó él. Aguirre dio explicación del origen de las «lógicas discrepancias en el seno de un partido vivo»: «Gallardón es un político incapaz de quedarse quieto, de no meterse en líos. Es lo que nos pasa a los políticos de raza».
Gallardón pronunció un discurso duro y directo en la línea que inició el pasado mes de noviembre cuando Zapatero le negó refinanciar la deuda municipal. Precisamente sobre este asunto, el alcalde afirmó que «querían obligarnos a subir los impuestos en pleno año electoral, como hicieron ellos con el IVA, pero no lo han conseguido» y subrayó cómo «juntos –por Aguirre y él– hemos transformado Madrid poniéndola al día y situándola a la cabeza de las grandes capitales, mientras en Moncloa gobernaba un equipo que se ha dedicado a restar recursos a los madrileños».
El alcalde también quiso subrayar «el rosario de pasos hacia atrás» que supondría un triunfo electoral del «bipartito»: «promover una cosa y hacer la contraria y poner en duda el potencial económico de la capital y su nivel de exigencia en infraestructuras y servicios públicos».
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