Nueva York
El efecto bumerán de «Sandy»
Las críticas de muchos afectados pueden dar la vuelta al apoyo inicial que recibió la respuesta de Obama
NUEVA YORK- Cuando el senador demócrata de Nueva York ,Charles Schumer, fue a visitar una de las zonas afectadas por el huracán «Sandy», una mujer damnificada con lágrimas en los ojos le hizo preguntas para las que pareció no tener respuesta: «¿Qué vamos a hacer? Llevamos varios días sin comida. La gente tiene frío. Hay personas mayores que no tienen nada», reclamó la vecina. El presidente Obama interrumpió su campaña horas antes de que el huracán «Sandy» golpease la Costa Este. Y puso al servicio de los gobernadores de los estados afectados todos los recursos de su Administración. Pero ahora que el huracán ha pasado, los afectados se sienten abandonados. Millones de personas siguen sin luz. Tampoco tienen agua. Y quizá se haya cantado victoria demasiado pronto por la gestión del huracán. Algunos tramos del metro de Nueva York están totalmente destruidos. Mientras, los neoyorquinos hacen largas colas en paradas de autobús para ir a trabajar. El alcalde Nueva York, Michael Bloomberg, fue muy criticado por no querer cancelar el maratón de mañana. Tradicionalmente, recorre los cinco barrios de Nueva York. En un principio, tenían previsto participar 50.000 corredores y Bloomberg, hombre de negocios, no quería renunciar a todo el dinero que genera. Pero al final tuvo que ceder a las presiones y cancelar el maratón. El alcalde consideraba que la celebración de esta carrera era vital para el proceso de recuperación tras el huracán, ya que genera unos ingresos de cientos de miles de millones de dólares.
Mientras, desde las oficinas del departamento de Policía, algunos agentes han recibido la orden de llamar a antiguos compañeros, ya jubilados, que puedan ayudarlos en las labores de rescate por «Sandy». Los vecinos de Staten Island y Brooklyn se han quejado de que Bloomberg se ha marcado como máxima prioridad restaurar la electricidad en la zona financiera antes que prestar ayuda a los vecinos de estos barrios obreros. El presidente Obama pasó la primera prueba por su respuesta inmediata. Pero, a largo plazo, los neoyorquinos y los residentes de Nueva Jersey y Connecticut tendrán que juzgar el plan de reacción en su totalidad.
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