Congreso Extraordinario del PSOE
El PSOE acepta que Rubalcaba sea la voz de la oposición hasta febrero
Marcelino Iglesias asumirá la portavocía eventual en el Senado
Esto va de equilibrios, de neutralidad y de no dar pistas. En el PSOE de después del 20-N todo es y será en lo que respecta al reparto institucional políticamente correcto hasta el congreso federal de febrero, y más hasta que los aspirantes se decidan a hacer públicos sus planes de futuro. Por eso la decisión de quién asumirá la voz y la cara del socialismo en las primeras semanas después de la constitución de las nuevas Cortes ha llevado una semana, varias conversaciones cruzadas y algún que otro veto. ¿El final? El previsto: que Rubalcaba asuma la presidencia del Grupo Parlamentario en la Cámara Baja y que protagonice el debate de investidura de Mariano Rajoy. Lo contrario no se entendería en tanto en cuanto ha sido él quién se ha presentado a las elecciones. Todo será provisional hasta que el Congreso Federal del PSOE elija una nueva dirección y ésta decida quién debe llevar el día a día parlamentario. Hasta entonces el PSOE, también el PSC -esto es el entorno de Chacón- ha aceptado que sea Rubalcaba el interlocutor del PP a todos los efectos. Y la portavocía del Senado la asumirá, también de forma interina, Marcelino Iglesias, cuyo nombre se cerró la noche del domingo después de que el equipo que trabaja con la ministra de Defensa en funciones vetara a Óscar López al considerarlo persona cercana a Rubalcaba y Blanco. De eso presumen, pero en el otro lado, en el de Rublacaba, sostienen que el nombre de Iglesias lo propuso Antonio Hernando, diputado por Madrid y estrecho colaborador del candidato al 20-N.
Sea como fuera, lo cierto es que Zapatero le dio el visto bueno y ayer lo aprobó una Ejecutiva Federal que se reunió sólo para eso. A la cita no acudió el todavía secretario general que, aunque no tenía agenda oficial a esa hora, esgrimió para justificar su ausencia una reunión importante en La Moncloa. La propuesta la hizo pues el vicesecretario general, José Blanco, y fue aceptada por todos los miembros de la dirección, incluida Chacón que no puso reparo alguno. Tampoco a la designación de Jesús Caldera como redactor de la ponencia política que debatirá el congreso federal y que tendrá como base el programa electoral con el que Rubalcaba perdió las elecciones. De hecho durante la reunión de la Ejecutiva nadie expresó ninguna duda sobre si la designación de Rubalcaba puede darle ventaja en caso de que decida aspirar a la Secretaría General. Iglesias garantizó en este sentido neutralidad absoluta de la dirección ante el proceso congresual.
El PSOE constituirá su Grupo Parlamentario mañana en una reunión en la Cámara Baja, en la que es posible que Alfredo Pérez Rubalcaba se estrene con una intervención ante sus compañeros que, en todo caso, parece que será cerrada a los medios de comunicación.
Hasta aquí los nombramientos provisionales aprobados ayer por la Ejecutiva que, en todo caso, en esta semana a más tardar la próxima debe decidir además quién propondrá para las Mesas del Congreso y el Senado, y esto es más complicado, puesto que los nombramientos no podrán tener carácter provisional.
Y mientras aparecen los primeros nombres para los puestos institucionales, los socialistas siguen a la esperan de que aparezcan los primeros «precandidatos» a su congreso. Todos siguen pendientes de Rublacaba y Chacón, pero la condición de «precandidato» se obtiene tan sólo con el aval de un 10 por ciento de los miembros del Comité Federal y permite acceder a un disposiivo de apoyo por parte de Ferraz.
La impresión general es que tanto el que fue candidato al 20-N como la ministra de Defensa darán un paso al frente en los próximos días. Es más hay quien apuesta por que será esta misma semana. Y es que mientras Rubalcaba, dicen desde su entorno, «tiene una pulsión vital» para retirarse, el sentido de la responsabilidad y los apoyos que le van llegando le dicen que debe intentarlo. Del otro lado, Chacón, que en las últimas horas ha recibido ataques por parte de algunos notables como Alfonso Guerra o José Bono, no ha dejado de buscar respaldo entre los secretarios generales. Todo sigue abierto y a la espera de que uno y otro descubran sus cartas. Habrá más, seguro.
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