Granada

Villa y punto

La Razón
La RazónLa Razón

Hubo que sufrir. Hubo que llegar casi angustiosamente a la victoria. Los dos goles de David Villa, el segundo de penalti, sentenciaron un partido que se complicó porque Plasil, en el único disparo de su equipo a puerta, marcó y puso el encuentro contrarreloj. Al final, el triunfo supo mejor. Se había temido lo peor. El partido comenzó como un viejo eslogan: arranque instantáneo, torrente de luz. La Selección tardó segundos en deslumbrar a los aficionados con su fútbol de toque. Chequia se refugió en su parcela y España se dio un hartazgo de balón, aunque sin velocidad, con exceso de confianza. A los españoles tal vez les bastó manejar el juego a pesar de que no era lo deseable. El toque cuando no hay intensidad acaba por dar mayor confianza al equipo contrario. Los checos se cerraron bien y les dieron facilidades. Se intentaron constantes paredes contra un muro firme. Había que buscar más las penetraciones por las bandas, que tardaron en llegar. Cuando Jesús Navas y Joan Capdevila arribaron a las proximidades del área de los checos creció la posibilidad del gol. Con la entrada de Santi Cazorla en el lugar de Capdevila, y de Fernando Torres, que sustituyó a Xabi Alonso, cambió el dibujo y aumentó la presión a Cech y con ello llegó la victoria. Los checos plantearon el partido de manera conservadora y dieron el susto. Villa se topó en dos remates con aire de gol con Cech inspirado. El delantero asturiano marcó dos tantos, con lo que, además de haber sido desde hace tiempo delantero más efectivo que Raúl González, con mayor porcentaje de acierto, ahora ya ha superado sus 44 tantos. España, más líder, pero la Selección no tuvo en Granada su mejor actuación.