Barcelona

La cumbre anticrisis distancia a Mas de sus aliados preferentes

Aunque la rumorología popular se lo había advertido con el dicho de «segundas partes nunca fueron buenas», CiU no imaginaba que el regreso a la Generalitat fuera tan ingrato. La crisis no ha facilitado una vuelta apacible, pero la oposición tampoco se lo ha puesto fácil.

Artur Mas se puso al frente del timón de un barco durante la inauguración del Espai del Peix de Palamós
Artur Mas se puso al frente del timón de un barco durante la inauguración del Espai del Peix de Palamóslarazon

Ningún partido político ha respetado los cien días de gracia que se le otorgan a todo gobierno novel –que se cumplen el día 6 de abril–. Y, como colofón, las reacciones a la cumbre anticrisis, organizada por el nuevo Govern, tampoco han sido gratificantes.

«Fracaso»

Artur Mas, que había confiado en el encuentro para liderar una respuesta con la que reactivar la economía, acusó ayer a los partidos de la oposición de esconder el balance positivo de la cumbre anticrisis. Pero, en vez de obtener una respuesta optimista, recibió críticas más duras. La más despiadada fue la de su antecesor, José Montilla. El primer secretario del PSC calificó la cumbre anticrisis de «fracaso». Montilla aprovechó el Consejo Nacional del PSC, donde se aprobaron las primeras 265 listas electorales de las municipales, para reprochar a Mas su trayectoria al frente del Govern.

Responsabilizó al president del «fracaso» de la cumbre por «preparla poco y mal», por «no creérsela» y por «buscar sólo la foto final». A dos semanas de cumplirse los cien días de gracia, el primer secretario del PSC avanzó que el Govern de CiU «después de siete años de promesas, lleva tres meses de decepciones». Montilla dijo a Mas que el PSC no está para poner la zancadilla al gobierno de CiU, y, como muestra, expuso los acuerdos que pactaron en la cumbre anticrisis como simplificar la administración, impulsar una reforma de la Formación Profesional o garantizar el apoyo a los colectivos más perjudicados por la crisis.

En defensa del PSC, comparó la actitud de Joaquim Nadal con la que Mas demostró en la cumbre de hace un año, cuando gobernaba el tripartito, «a la que se presentó con cuatro propuestas, de las que tres no tenían ningún consenso y dijo que o las aprobábamos o no había pacto».
Montilla acusó a Mas de dirigirse hacia una gestión «neoliberal». Y, para dejar claro cuál es su postura, subrayó que los socialistas no apoyaron el mandato a la comisión para el análisis del pacto fiscal, la racionalización del marco fiscal de la actividad productiva, ni la revisión de la Ley de Puertos.

Para Mas, las críticas tienen una clara voluntad de «intentar derribar al Govern» antes de las municipales. Pero la presidenta del PP catalán le reclamó «valentía» y «coraje». Sánchez-Camacho instó a Mas a cambiar las críticas por hechos porque «Cataluña necesita un gobierno que tome decisiones y plantee propuestas encaminadas a reducir la tasa del 18% del paro» y le refrescó las recetas anticrisis del PP, bajar impuestos, austeridad en las cuentas públicas y reforma del mercado laboral.

Pese a las críticas de PSC y PP y de que ERC denunciara que la cumbre estuvo enfocada a la propaganda de CiU, Oriol Pujol ve posible llegar a acuerdos con los tres en los Presupuestos.


«Cap fred, cor calent, puny ferm...»
«Cap fred, cor calent, puny ferm, peus a terra». Esto dice la inscripción del famoso timón que Artur Mas colgó en la pared de su despacho de la Generalitat nada más llegar. El timón, heredado de su bisabuelo, se convirtió en el símbolo del compromiso que Mas adquiría con los ciudadanos de Cataluña de gobernar con firmeza, coherencia e ilusión. Tres meses después de colgar el timón en el despacho presidencial, la oposición pide a Mas que cumpla con la inscripción. Le reclaman valentía para liderar una salida a la crisis, hechos, más allá del mini pacto de la cumbre anticrisis.