Real Sociedad

La Real se encuentra con la suerte

La Real Sociedad de Martín Lasarte es un equipo sincero. No engaña. Dispone de las armas que dispone, sin más y las intenta maximizar hasta la saciedad. Cierra los espacios, corren todos hasta la extenuación y busca el contragolpe una y otra vez.

La Real se encuentra con la suerte
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Tiene profundidad por las bandas y los centros al área se multiplican cada vez que el lateral o el extremo se acerca al área. El menú no es demasiado generoso con el espectador, pero, de regreso a Primera, la Real tiene como misión principal asentarse y la opción de Lasarte parece la más lógica.

Con el Espanyol, al que recibió ayer en Anoeta, se encontró con la horma de su zapato. Un equipo rácano y que sigue sin puntuar a domicilio en lo que va de temporada. Y, como las cosas no cambien, cada punto sumado lejos de Cornellà vendrá precedido de un milagro o similar. Además, cuando un equipo se encierra atrás y busca el empate de manera descarada, como hizo el Espanyol ayer, la fortuna suele mudarse de barrio.

La Real tuvo un inicio de partido dubitativo, pero fue creciendo poco a poco mientras su rival cumplía con el proceso inverso. El morbo enfocaba a Tamudo, que se enfrentaba por primera vez al equipo de su corazón. El de Santa Coloma no brilló demasiado, pero tuvo dos opciones para lograr un gol. En ambas se encontró con su ex compañero Kameni.

Los porteros de los dos equipos se mostraron muy seguros toda la noche y tuvieron acciones de bastante mérito, especialmente el chileno en los últimos minutos. El dominio donostiarra se transformó en gol en la recta final y de la manera más inverosímil. Sarpong se topó con Kameni y el travesaño en un saque de falta. El rechace cayó en la espuela de Forlín, que marcó en propia meta en su intento de despeje. Un desenlace surrealista.