Nueva York
Salinas el editor moderno
No se definía como un gran lector, él, precisamente, que se pasó toda su vida rodeado de anaqueles, escritores, editores y volúmenes. Afirmó en una entrevista de hace ya unos años que le faltaba formación, aunque, probablemente, se refería a ese orden tutorial que suele requerirse cuando uno, de la mano de una madre o de un padre, se adentra en el magma de las lecturas literarias y el mundo del libro se abre de repente a los ojos del niño y el adolescente.
Jaime Salinas, hijo del madrileño Pedro Salinas, puntal de aquel 27, marcado por el ruido de bayonetas de la Guerra Civil y uno de los mejores poetas del amor de esa generación, falleció ayer a los 84 años en Islandia, donde residía, dejando un gran hueco en la historia de la literatura y en el ámbito de la edición, informa Efe. Su vida se mueve entre fronteras. Las idiomáticas y las geográficas. El francés, el inglés, el español, y también, en primer lugar en el particular atlas de su biografía, esa Argelia norteafricana, camusiana, donde nació en 1925. Fue en la localidad de Maisón-Carré. Pero su estancia en aquella nación no resultó breve, sino pasajera, y muy pronto su familia se trasladó a Sevilla, que también es una ciudad calurosa, pero, entonces, a lo mejor, con más bullicio cultural.
Testigo de la historia
No sabía Jaime Salinas que su destino estaría tan vinculado al devenir de la historia. En 1927 se traslada a Madrid. En la capital crece y presenciará la proclamación de esa República que tan bien describió el escritor catalán Josep Pla en una serie de artículos. En esa atmósfera intelectual, convulsa y política se formó su conciencia de hombre de izquierdas que defendería siempre. La contienda nefasta del 36 le sorprendió en Santander. Su padre había acudido allí para inaugurar la Universidad Internacional de Verano. Fue el primer jalón de un periplo que los llevó, primero por barco, junto a su hermana Soledad, a Francia y, más tarde, en octubre de 1937, a la Gran Manzana. Toda la familia se reunió en un Nueva York que ya había cantado Federico García Lorca en un poemario legendario. Su estancia en Estados Unidos se prolongó. Allí desarrolló su formación. En una costa y en otra. En la Atlántica y en la del Pacífico. Participó en la Segunda Guerra Mundial como voluntario en el cuerpo de ambulancias del American Field Service. Después de esa experiencia regresaría al clima intelectual de Estados Unidos y más tarde publicó unas memorias de infancia y de juventud que fueron premiadas con el Premio Comillas de Biografía en el año 2003.
Labor política
Jaime Salinas fue amigo de Benet, de Hortelano, de Barral. Participó en la fundación de dos sellos míticos, Alianza y Alfaguara, y trabajó en Seix Barral en el que fue uno de sus primeros trabajos. Era el año 1955. Durante el primer gobierno socialista, entre 1982 y 1985, fue nombrado director General del Libro y Bibliotecas. Tras esa labor regresó a sus funciones en la editorial Aguilar, hasta que, finalmente, se retiró.
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