Feria de Bilbao

La suerte de cruz en el adiós de El Fundi

El Cid se llevó el único toro de triunfo de la tarde, «Gracioso» Las Ventas (Madrid). Segunda de la Feria de Otoño. Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo, grandes de presentación. Deslucidos, 1º, 3º y 5º; buen toro el 2º para la muleta; el 4º, derrotón y con peligro; y el 6º, muy a menos. Tres cuartos largos de entrada. El Fundi, de burdeos y azabache, estocada caída (silencio); media estocada (saludos).El Cid, de rosa y oro, dos pinchazos, estocada, aviso (saludos); tres pinchazos, aviso, estocada (silencio).Daniel Luque, de rosa y oro, estocada (silencio); pinchazo hondo, dos descabellos (silencio).

Tanto El Cid, en la imagen, como Daniel Luque brindaron uno de sus astados a El Fundi en su adiós a Madrid
Tanto El Cid, en la imagen, como Daniel Luque brindaron uno de sus astados a El Fundi en su adiós a Madridlarazon

Pensábamos, soñábamos con que el toreo le hiciera justicia 25 años después. Era el adiós de un torero de Madrid, pero justo los toreros de aquí, del «foro» que diría Joselito, no tienen patria. El Fundi hacía ayer, hizo, su último paseíllo en la Monumental de Madrid. La Monumental de las ambiciones y la reina del desengaño. Se anunció en Otoño para intentar salir de la trampa en la que se convirtió su paso por San Isidro, la memoria lo borró. O eso queremos. De burdeos y azabache se enfundó el terno de la despedida. El adiós a una carrera labrada en la dureza, en la recompensa tardía y en el reconocimiento de sus propios compañeros del primero al último del escalafón. Termómetro Fundi, siempre frío y equilibrado ante las dificultades que en 25 años y por los caminos que encontró José Pedro para sacar la cabeza fueron millares. El mastodonte de Puerto de San Lorenzo, con 610 kilos, que saltó al ruedo ayer en primer lugar, nos hizo caer de nuevo en que ni los finales serían fáciles. Mucho más cuando el toro que tenía una caja enorme pronto echó un pulso a matador y banderilleros con la mirada. Esas miraditas que duelen, que amargan. El toro, el torazo, acabó siendo un mulo que, de puro cansino, no entraba ni al cite. Tan sólo amagos, esfuerzo inútil sin eco ni recompensa. Abrevió Fundi pero a estas alturas estábamos ya pensando en el cuarto. En el juego divino de la suerte, de la fortuna y esas históricas despedidas que ha vivido Madrid, como la de Luis Francisco Esplá sin ir más lejos con una puerta grande inolvidable. Esto en los últimos tiempos, lo que guardamos como tesoro en la memoria. Brindó el segundo de su lote a Madrid. Su público en definitiva, después de una larga historia de amor y odio. De pasiones encendidas, incendiadas en ocasiones. Y El Fundi, que lo sabe todo de las ganaderías duras, todos los hierros, todos los colores, se las tuvo que ver con uno de Puerto de San Lorenzo que soltó la cara, que tenía ligero el cuello y que en vez de entrega regalaba derrotes. Secos. Aventurados. Ya era tarde para más de lo mismo. Demasiado.

La bolita de oro la sacó en el sorteo un peón de El Cid. Indudable. Se las vio con «Gracioso», que se rajó al final, que manseó al principio pero que fue toro de triunfo en la muleta. El Cid lo apreció y comenzó la faena a ese segundo en el centro del ruedo con la izquierda. Iba el toro, viajaba largo, mucho más cuando cogió la mano diestra y entonces hubo un muletazo, muy relajado, en el que rompió Madrid. Algunos naturales buenos aliñaban un trasteo con más golpes de interés que rotundidad. Tampoco la tuvo con la espada y la cosa quedó en nada. El toro era de cambiar la tarde. Si... No. No hay lugar a la imaginación. No hubo lucimiento con el renqueante quinto.

Daniel Luque se alargó una eternidad con el sexto. No brillaba aquello ni encendiendo las luces. Toro decadente y faena interminable. Toreó bonito a la verónica al tercero pero fue imposible mantener el interés después con un toro rajado y sin fondo.

Entre palmas se fue El Fundi, el torero mayúsculo, el último eslabón que nos quedaba en activo de una época mítica del toreo, la que dio junto a Bote y Joselito. Y aquellos apasionantes años en la Escuela Taurina de Madrid. Con El Fundi se cierra un etapa. 25 años después y con varias generaciones de testigo. Sin final feliz, abandonaba Madrid un torero de culto.