Nueva York
Una política de fotos
Ha tardado tiempo en reconocer la realidad, pero al final lo hemos escuchado. Zapatero es un convencido de las fotografías como una manera de hacer política eficazmente. No es nuevo el reproche repetido hasta la saciedad de que el presidente del Gobierno estaba obsesionado por la imagen, a la que da mucha más importancia que los propios contenidos. Pero desde Moncloa siempre habían respondido a esa afirmación desmintiendo la evidencia: Zapatero quiere imagen, y lo demás queda como algo secundario.
Esta vez se lo hemos escuchado en el encuentro que ha mantenido con el rey de Marruecos en Nueva York. Después de los enfrentamientos en Melilla de este mes de agosto, y después de la polémica suscitada desde Rabat por el reciente viaje de Mariano Rajoy a la ciudad española de Melilla todo se ha resuelto con una simple foto, eso sí con la bandera de Marruecos como gran decorado del encuentro. No estamos hablando de una interpretación, de una lectura o de un análisis de lo ocurrido. En esta ocasión hay que limitarse a recoger literalmente lo dicho por Zapatero mientras saludaba a Mohamed VI: «Lo importante es la fotografía». Demasiado simple, demasiado superficial, demasiado evidente para ser la respuesta a tantas humillaciones que estamos soportando los españoles provocadas por la diplomacia marroquí.
De estas declaraciones se desprenden dos cuestiones. Por un lado que efectivamente tenemos un presidente del Gobierno que da mucha más importancia a los efectos mediáticos en un momento determinado que al fondo real de las políticas y de las decisiones de su Ejecutivo. Por otra parte, nadie puede poner ya en duda que Zapatero vive atenazado por un miedo serio hacia Marruecos, por sus amenazas y por sus posibles represalias.
Zapatero da tanta importancia a las fotos, que esta vez le ha salido mal. La imagen es básica, desde luego. El impacto mediático en política hay que tenerlo siempre en cuenta. Pero no es suficiente. La fachada hay que tenerla acicalada, pero no todo es fachada; si fallan los fundamentos todo se desploma como un castillo de naipes y en esta ocasión eso es lo que ha pasado.
El presidente del Gobierno, sinceramente, no puede mantener una huida hacia ninguna parte que está haciendo cada vez más daño a la imagen de España en el mundo. Mantiene siempre una actitud tan falsamente optimista que termina quedando en una posición muy complicada. En la política exterior o en la política económica, no se puede jugar con componendas o con varias barajas en la misma mano. Esas estrategias terminan volviéndose en contra de quien las impulsa. Y eso le está ocurriendo a Zapatero.
El presidente ha fabricado una política basada en una buena colección de fotografías. Y esa colección no sostiene a un Gobierno, no sostiene unas políticas, no sostiene una proyección internacional. Y es que con las fotos no es suficiente. Sea con el rey de Marruecos o sea con el presidente Obama. Da exactamente igual.
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