Buenos Aires
Moria Casán vedette de guante blanco
Polémica de por sí, la acusan de robar un zafiro de 60.000 euros: «Mis joyas son mis lolas», se defiende
Que no se jubila. La vedette Moria Casán, la polémica personificada en Argentina, ha llegado a los 65 en plenas facultades –sus medidas 100-70-99– y con bótox suficiente para sobrevivir a un ataque alienígena sin mover ni un solo músculo de la frente. Aquella muchachita de Buenos Aires que a los 23 años ya formaba parte del Teatro Nacional fue la primera mujer en hacer topless en una revista en España –lo perpetró en Valencia–. Su popularidad es tal en la cordillera andina y más allá que en 2005 se presentó como candidata al Parlamento apadrinada por Carlos Menem. Pero el respaldo que ha recibido tanto en sus programas de televisión como en el teatro («Tetanic») y el cine («Los caballeros de la cama redonda») está ahora en el aire.
Ella, que durante siete años triunfó con la obra «Brujas», no fue capaz de predecir el embrollo en el que se ha visto envuelta esta misma semana. Una noche en el talego, acusada de robar un zafiro azul valorado en 80.000 dólares.
Y es que, durante una actuación en Paraguay, Casán utilizó unas joyas prestadas. «Cuando llegué al camerino, lo primero que hice fue quitármelas. La gargantilla me la saca mi asistente, la pone en una cajita y cuando empieza a entrar la gente, el joyero se saca fotos conmigo y empieza a decir: ‘‘Desaparecieron las joyas"», relata sin el decoro propio de una vedette de esas que viven de la insinuación. Nada de «¿quién me riega el jardín?». Ella, a lo bruto: «El joyero me trajo un guardia al camerino y me revisó entera».
Tras el pertinente griterío, la diva se marchó al aeropuerto, donde fue detenida y llevada a comisaría. Una noche entre rejas pasó Moria, quien, lejos de llorar como artista mancillada, se dedicó a gritar vía Twitter su inocencia: «Las joyas son para adornar cuellos sin gracia! mis joyas son mi escote, mis dos lolas y mi cerebro!!!».
A la mañana siguiente, la fiscal decidió concederle la libertad argumentando que no existe ningún acta notarial firmada por la mujer que la responsabilice de las joyas perdidas. Y Casán, de regreso a casa reivindicándose una vez más–«el que nada debe, nada teme. Soy una mujer honesta»–, ha prometido incorporar a sus «shows» un traje a rayas. Con escote. «Tetanic».
Su alter ego patrio
Norma Duval
Moria vendría a ser la Norma Duval bonaerense, aunque las comparaciones bien podrían ser odiosas. Y eso que las dos han triunfado en París como vedettes y parecen ser las últimas de un género más que agonizante. Eso sí, Norma es diez años más joven, y no se ha peleado con el bisturí con tanta crudeza como Casán.
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