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Hijos con padres de fin de semana

Si hay algo peor que ser un «niño-llave», es serlo en época de crisis. Pocos padres pueden costearse un cuidador o renunciar a horas de oficina. ¿La solución? Colgar a los hijos una llave al cuello y que pasen solos parte de su infancia.

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«No me atrevo a hablar de mis problemas con mis padres, no tengo confianza». «Mis padres no tienen ni idea de lo que me sucede». «Trabajan y no tienen tiempo para escucharme. Estoy pensando en marcharme a los 18 años». Frases como éstas pueden escucharse al otro lado del teléfono del menor de la Fundación Anar, que vela por los niños y adolescentes en riesgo. «Recibimos unas 100.000 llamadas al año de niños y los principales motivos son la violencia ejercida sobre ellos, el abandono y los problemas de relación con los padres», revela Benjamín Ballesteros, director de programas de esta ONG. No es un problema aislado, es una tendencia. Estamos ante los «niños-llave».«Niños-llave»: dícese de aquellos niños a los que a partir de los 10 o 11 años –«o incluso con 9», apunta Ballesteros–, sus padres les colocan una llave al cuello para que, durante cuatro, cinco o más horas puedan campar a sus anchas por casa. ¿El motivo? No pueden encargarse de ellos, debido principalmente a la dictadura de los horarios laborales. Los niños salen de clase entre las 14:00 y las 16:00 horas, mientras que la mayoría de padres acaba de trabajar entre las 19:00 y las 20:00. «A veces demonizamos a los padres, pero ellos se dicen: "Si no dejo a mi hijo con la llave, se queda en la calle"», afirma Ballesteros. Algunos cuentan con la inestimable ayuda de los abuelos, o se pueden permitir contratar a un cuidador. Pero, ¿y los que no? «Los padres y los niños son desconocidos que van creciendo juntos», apunta. Al final, «estamos ante una forma de abandono». Y lo que es peor, «muchos padres no son conscientes de que está mal». Transmisión de valoresLa principal consecuencia de ser un «niño-llave» es que éstos crecen sin «un padre que les explique lo que es importante en su formación y sin que les transmitan unos valores». El niño tendrá como referente la «cultura de las tres pantallas»: la del ordenador, la de los videojuegos y la del televisor, con los riesgos que implica. «Al estar solos, los niños reciben información sobre sexo y violencia sin nadie que los oriente», dice Ballesteros. De ahí que nos encontremos con que «los menores sean cada vez más violentos». «Atendemos muchos casos de padres incapaces de mantener vínculos con sus hijos. Y muchos niños los acaban agrediendo», añade. Los maratonianos horarios obligan a los padres a hacer malabarismos para conciliar hogar y oficina. Y es que en España estamos más preocupados por acumular horas sentados que de alcanzar resultados. «Nuestra cultura del "presentismo"es tercermundista. Hoy lo que se impone es optimizar el trabajo. A través de la eficiencia, llegar a la excelencia», subraya Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los horarios Españoles. Buqueras cree que las administraciones tampoco son un buen ejemplo. «Cuando el Gobierno anunció el Plan Concilia, los felicitamos porque se estipulaba que todos los trabajadores de los ministerios estarían fuera a las 18:00 horas. Excepto el de Administraciones Públicas, en el resto acabaron saliendo entre las 21:00 y las 21:30», relata. De hecho, «en el resto de países, donde salen de trabajar a las 17:00 horas, no son menos eficaces por tener horarios más cortos», coincide Ballesteros, que cree que «no se puede presionar más a los padres en plena crisis. Si ves que han echado a tres compañeros y te piden que te quedes hasta las 21:00, al final acabas cediendo». ConsecuenciasA los peligros que corren los «niños-llave», Buqueras apunta tres más: el riesgo de fracaso escolar, al no contar con la ayuda paterna; el sobrepeso, debido a que nadie controla lo que éstos comen; o que se los malcríe, pues muchos padres, «con sensación de culpabilidad, les facilitan cosas que no deberían». Tampoco es válida la excusa de muchos padres que presumen de optar por pasar con sus hijos un tiempo de calidad, no de cantidad. «No basta con estar con ellos sólo el sábado por la tarde», concluye Ballesteros.En este sentido, como recuerda el psicólogo Javier Urra, «no demos por hecho que a todos los padres les encanta estar con sus hijos. Algunos se buscan excusas para tener más trabajo, no ir a casa, y no educarlos. El que quiere sacar tiempo, puede». La prueba del algodón es el fin de semana: «Ver si ahí sí saca tiempo, si de viernes a domingo está con él». Urra cree que es una cuestión de actitud. «Hay quien quiere trabajar más para comprarse un 4x4. Sin embargo, muchos padres han decidido acortar horarios de oficina para estar con sus hijos». Y para acabar, un mensaje positivo: «Creo que hoy se comunican más que antaño».¿Cómo aprovechar el poco tiempo dedicado a los hijos?Desde la Fundación Anar recomiendan a los padres que, cuando lleguen a casa, no cometan el error de caer en la misma «cultura de la pantalla» que sus hijos y vayan directamente a la televisión. Los padres deberían dedicar al menos 20 minutos al día a hablar con los niños para hacerles preguntas sobre cómo les ha ido en el colegio. Y que los propios padres les cuenten a ellos cómo les ha ido en el trabajo. Del mismo modo, buscar tiempo para compartir aficiones, donde los pequeños pueden descubrir una relación que no está basada sólo en las normas. Tiempo real1 - Si dedicamos 20 minutos a hablar con ellos, ha de ser ese tiempo real, sin otras distracciones.2 - Si no, muchos colegios ofrecen interesantes actividades extraescolares.

¿Cómo se reparten los horarios en otros países europeos? Ignacio Buqueras recuerda que las 17:00 horas suele ser el límite del horario laboral en la Unión Europea. Y como suele ser habitual, los países nórdicos son los que se encuentran a la cabeza en Europa en cuanto a flexibilidad laboral. Así, en empresas de Finlandia, Suecia y Dinamarca se les ofrece a los trabajadores una distribución libre de las horas de trabajo a lo largo del año.

El trabajo ideal1 - Un estudio realizado en 2007 estimaba que la mayoría de españoles querría una jornada de 7:00 a 15:00 horas. 2 - La flexibilidad de horarios es la principal demanda para conciliar trabajo y familia

¿Qué medidas propiciarían unas jornadas más cortas?La Comisión para la Racionalización de Horarios sugiere a las empresas una serie de medidas que podrían mejorar la efectividad de los empleados, pero acortando las jornadas. Por ejemplo, no trabajar por horas, sino por objetivos a lo largo del día. También mejoraría la situación trabajar con el apoyo tecnológico adecuado, pues un ordenador avanzado facilitará siempre más la tarea que otro obsoleto. Otra opción es organizar el tiempo, y no emplearlo en reuniones sin límite de tiempo que, al final, poco aportan. Tampoco puede olvidarse la satisfacción en el trabajo, es decir, que el empleado esté motivado. La Comisión para la Racionalización de Horarios sugiere a las empresas una serie de medidas que podrían mejorar la efectividad de los empleados, pero acortando las jornadas. Por ejemplo, no trabajar por horas, sino por objetivos a lo largo del día. También mejoraría la situación trabajar con el apoyo tecnológico adecuado, pues un ordenador avanzado facilitará siempre más la tarea que otro obsoleto. Otra opción es organizar el tiempo, y no emplearlo en reuniones sin límite de tiempo que, al final, poco aportan. Tampoco puede olvidarse la satisfacción en el trabajo, es decir, que el empleado esté motivado.