Cataluña

Últimos días en la nave de chatarra del Poblenou

La jueza retrasa su desalojo para dar un tiempo de margen a 300 extranjeros

Últimos días en la nave de chatarra del Poblenou
Últimos días en la nave de chatarra del Poblenoularazon

BARCELONA– Las cerca de 300 personas, la mayoría inmigrantes senegaleses, que ocupan desde agosto de 2011 una nave industrial en el barrio barcelonés del Poblenou en pésimas condiciones de salubridad y sin agua potable respiran hoy algo más tranquilas después de haber pasado cuatro días de máxima tensión y preocupación.

El pasado jueves, agentes de los Mossos d'Esquadra se personaban en la nave, ubicada en la calle Puigcerdà y en desuso desde hace años, para mostrar a los allí residentes un documento en el que se les instaba a abandonar el edificio de forma inminente y se les presentaba la opción de firmar un documento por el que se comprometían a hacerlo en un plazo máximo de diez días. De lo contrario, procederían a su desalojo forzoso al lunes siguiente, es decir ayer.

 Los vecinos de la nave, que previamente no habían recibido requerimiento alguno para abandonar el edificio y a quienes ni siquiera se entregó una copia del documento de desalojo, se negaron a firmar nada al considerar que para abandonar las que hoy en día son sus casas necesitaban un plazo mínimo de seis meses con el fin de poder recoger todos sus enseres y encontrar otro espacio donde vivir. Según ellos mismos alegan, esa orden de desalojo sería la consecuencia de una denuncia, ya prescrita, que hace unos dos años presentó el propietario contra unas personas que por entonces ocupaban la nave, pero que en su momento ya la abandonaron.

A partir del mismo jueves, tanto los ocupantes de la nave como diversas asociaciones que les están brindando apoyo –Asociación 3 de Enero, la de Vecinos del Poblenou y Apropem-nos– se pusieron a trabajar para evitar el desalojo inmediato.

Un primer paso
Después de un duro fin de semana, durante el que los protagonistas del asentamiento ni siquiera se han atrevido a seguir comprando chatarra por no acumular más material susceptible de ser transportado en caso de desalojo, ayer por la mañana llegaban buenas noticias al asentamiento. «Creíamos que durante la madrugada se iban a presentar aquí los Mossos para echarnos, por ello ayer hicimos como una fiesta de despedida», explica uno de los residentes en la nave, pero por el contrario ayer, a mediodía, el Juzgado de Instrucción nº5 de Barcelona decidió aplazar temporalmente el desalojo para abrir un período de negociación de una semana entre el propietario de la nave y sus ocupantes en el que se deberá definir en qué plazo y de qué forma se llevará a cabo el desalojo. «Nuestra intención es conocer la urgencia con que el propietario necesita tener la nave vacía y a partir de ahí trataremos de llegar a un acuerdo», señala Montse, representante de la Asociación Apropem-nos, de la que forma parte la abogada que defiende la causa de los residentes en el asentamiento.

Esta medida ha tranquilizado a los habitantes de la nave – muchos de ellos desempleados y con la venta de chatarra como única fuente de ingresos– y a quienes se han movilizado a su favor. Sin embargo, todos ellos reclaman la intervención de la administración para facilitar a estas cerca de 300 personas, algunas de ellas sin papeles, una alternativa digna, ya que de otra forma muchos se verán abocados a la calle. «Están dispuestos a irse, pero necesitan una solución y un tiempo mínimo par encontrar esa solución», destaca María, de la Asociación 3 de enero, que trabaja por mejorar la vida de los asentados desde esa fecha. «Ahora hay que estudiar dónde recolocar a estas personas y para ello pedimos al Ayuntamiento que se moje. Intentaremos reunirnos lo antes posible con el distrito», avanza María.