Barcelona
Rajoy otro impulso a La Moncloa
El resultado de las elecciones catalanas afianza aún más en el PP la idea de que su victoria en las próximas generales está ya más que descontada. Les basta con «dejarse llevar por la ola», como señalaba anoche gráficamente un miembro de la dirección popular, y no salirse «ni un milímetro» de esa estrategia de perfil moderado y de discurso de oposición que se reserva el mordisco prácticamente solo para las cuestiones económicas.
Esa «ola» les llevará a un «contundente» triunfo –aseguran en el PP– en las próximas elecciones autonómicas y municipales, y de ahí ya directos a La Moncloa. Con esta hoja de ruta prevista, no es de extrañar que el PP festejase anoche los resultados de las catalanas como si fueran una victoria propia. Por de pronto, consiguen más objetivos que los que se habían fijado: una cifra histórica de escaños, 18, que no barajaban; convertirse en la tercera fuerza, algo que sí esperaban; dejar de ser en Cataluña ese partido «apestado», al que se le consideraba «de fuera»; y tan importante como todo eso, un descalabro del PSC que les permitirá solidificar el lema de campaña de que estas elecciones son el inicio del cambio nacional.
Cada decisión que adopta el PP en relación a Cataluña tiene en cuenta una misma variable: el «peso» de esa comunidad en unos comicios nacionales: 25 de los 169 diputados socialistas de 2008 vienen de allí, frente a los 7 populares. Sin perder de vista Andalucía, «feudo» tradicionalmente incómodo también para los del PP, en Génova creen que el hundimiento del PSC es la confirmación por adelantado de que el PSOE estará muerto en 2012. No hay que olvidar que las cifras que manejan en Andalucía también son muy optimistas, aunque en primavera no haya cita en las urnas.
La cúpula popular siguió desde Génova el escrutinio electoral, ya que pese a que en campaña han desfilado uno tras otro por la «plaza» catalana, anoche prefirieron permanecer en Madrid y sólo el coordinador de Presidencia, Jorge Moragas, viajó a Barcelona para estar con sus compañeros de filas. Hubo nervios y euforia difícilmente contenida cuando las primeras cifras del escrutinio aventaban el resultado galáctico de 20 escaños. Sus previsiones más optimistas apuntaban 17.
Ése es el récord que ostentaba el PP catalán del año 1995 con Aleix Vidal-Quadras, y en unas elecciones autonómicas y municipales que fueron el anticipo de su primera victoria en unas generales. Hoy Rajoy presidirá una Ejecutiva que le servirá en bandeja la posibilidad de empezar a rentabilizar los resultados catalanes como una victoria propia y una derrota de Zapatero. En el plano organizativo, la maquinaria popular cierra página y a partir de esta mañana se pone ya a trabajar a plena potencia en las autonómicas y municipales.
Primeros guiños a CiU
Las primeras palabras de la dirección popular incluyeron encendidas felicitaciones para CiU. Con el resultado obtenido en las urnas, al PP no le preocupan los pactos postelectorales porque les basta con ser tercera fuerza y poder decir que igual que ocurrió en el País Vasco, también en Cataluña son decisivos. Pero las luces largas aconsejan cuidar a CiU tanto por lo que pueda pasar en Madrid, y las posibles alianzas que haya margen para tejer en lo que queda de Legislatura, como por el día después de las generales. Génova tiene presente que a los convergentes les interesa estar con quien gobierne, pero, por si acaso, toda prudencia es poca. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, sentenció anoche que comienza el «cambio político» que necesita España para salir de la crisis.
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