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De predicar a dar trigo por Miguel Ángel ALMODÓVAR
A la segunda fue la vencida y superados algunos desajustes en la presentación de la candidatura, España, apoyada por algunos otros países de las riberas del «Mare Nostrum», ha conseguido que la UNESCO reconozca la dieta mediterránea como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El logro es el resultado de multitud de iniciativas y esfuerzos personales e institucionales entre los que brilla con luz propia la voz y la palabra de Lluis Serra Majem, catedrático de Salud Publica de la Universidad de Las Palmas, presidente de la Fundación para la Dieta Mediterránea, y experto en las artes de instruir deleitando y en transmitir pasión por las ideas. Ahora es el momento de brindar por el éxito, pero en cuanto acabe el festejo habrá que dejar a un lado la prédica y ponerse a dar trigo, lo que equivale a aplicarnos el cuento, porque según datos del estudio que Ceaccu presentó el pasado año, el 74,4 por ciento de los españoles declara estar preocupado por llevar una dieta sana, pero sólo el 6,6 por ciento cumple los objetivos de una alimentación saludable. Apenas el 12 por ciento de los ciudadanos toma la cantidad aconsejable de fruta y verdura, mientras que un 38 por ciento no cumple con las recomendaciones de las dos raciones semanales de legumbre y sólo una cuarta parte de los encuestados realiza un desayuno considerado como completo. A ello se suman los resultados del informe publicado en la revista científica «Public Health Nutrition» por casi las mismas fechas que, incluyendo a 41 países y sobre la base de los datos de la FAO, indica que, en los últimos años, España es el cuatro país que más se ha alejado del modelo de dieta mediterránea. De manera que estupendo lo de la declaración, pero que ahora pasemos a los hechos.
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