Presidencia del Gobierno
Responsabilidad de Casas
A estas alturas empieza a dar lo mismo que las deliberaciones del TC sobre el Estatut se aplacen un día o cuatro. El daño ha sido ya perpetrado y es irreparable. El tribunal está tocado en su imagen, y mucho más quien lo preside y sobre quien recae el peso de la responsabilidad en la elaboración de la ponencia: la presidenta María Emilia Casas. Circula el run run de que esta vez habrá sentencia, aunque sea en votación uno por uno de los artículos, con incontables votos particulares y el riesgo de parir un engendro incoherente incluso con más materia inconstitucional que la planteada por las ponencias anteriores. Da igual, lo importante es que haya resolución y que el Alto Tribunal haga su trabajo. Cualquier fallo será criticado y tendrá partidarios y adversarios. Las críticas nacionalistas van a existir, pues lo que quieren es que el Estatut sea declarado constitucional, incluso en los aspectos en que no lo es. El desprestigio ya se ha logrado. La responsabilidad principal recae sobre Casas por permitir las presiones, pastelear cuando no correspondía, dejarse llevar por el ambiente, buscar una solución «interpretativa» y carecer de personalidad para imponer que el caso se resolviera hace meses. O sea, diciendo con claridad qué aspectos se ajustan a la Constitución y cuáles no.
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