Valencia
No hay perdón
L a absolución de Alberto Contador por parte del Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo es una buena noticia que no puede ser celebrada. No es el perdón definitivo. La actuación de los jueces españoles no invalida lo que puedan decidir los miembros correspondientes de la Unión Ciclista Internacional, la Agencia Mundial Antidopaje y el Tribunal de Arbitraje Deportivo. El perdón a Contador, que en principio parece justo dada la micronésima (50 picogramos) cantidad de clembuterol que fue hallada en el único análisis que dio positivo, no es la sentencia definitiva. El deporte español está bajo sospecha permanente y los tribunales internacionales tienen datos suficientes para conocer los fraudes que se cometen en nuestro país. Y en este aspecto no es ajeno el ciclismo. En España no se dopan sólo los atletas. Con antecedentes tan deplorables los jueces internacionales pueden pensar que lo de Alberto fue solamente un indicio de algo mayor y de ahí que acaben sancionándole y, desgraciadamente, hasta por dos años. La sentencia española puede que termine siendo perjudicial porque pasen factura a la misma. La defensa del campeón español, en cuyo rostro nadie adivina intenciones obscenas –nadie piensa en él como un falsario–, ha tenido en cuenta el antecedente de un jugador de tenis de mesa que fue absuelto. Los organismos internacionales tienen treinta días para interponer recurso a la decisión española. Alberto seguirá al borde del precipicio. Y su angustia, la nuestra. Posdata: Raúl volvió ayer. Independientemente de su actuación, en Valencia se le recibió con cariño. Y a Morata, otro niño que se sale. Mourinho no lo quiere.
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