Crítica de cine

Desamores ciegos

Director: Roberto Pérez Toledo. Guión: R. Pérez Toledo y P. Andermatt. Intérpretes: Verónica Echegui, Álex García, Fernando Tielve. España, 2011. Duración: 85 minutos. Comedia dramática.

La Razón
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Quién es Emma: una mujer joven, fuerte, independiente, ciega, egoísta, calculadora, solitaria, incapaz de querer a nadie. Y una sólida Verónica Echegui le presta sus ojos perdidos. Emma lo sabe, y en algún lugar del pecho nota el resquemor de la minusvalía, que le pesa más que la incapacidad de ver. Emma tiene una obsesión: convertirse en madre, la única manera, barrunta, de sentir por alguien auténtico amor y, de paso, un poco de felicidad. De ahí la búsqueda desesperada, fría, del espermatozoide perfecto para conseguirlo. El señor que los porte da igual, con eso basta. El debutante Pérez Toledo arriesga con una historia de dos hombres emocionalmente doloridos que protagoniza un personaje desconcertante, complejo y muchas veces incapaz de promover la empatía del espectador, y acierta asimismo con las tramas paralelas que circundan la principal; sobre todo, las protagonizadas por el grupo de terapia colectiva al que acude Emma, escenas que aportan al filme el humor necesario para soportar la verdad medio amarga que encierra. Porque, probablemente, su invidencia emocional no tenga jamás cura, y para ella no existen perros lazarillos que la puedan guiar.