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«Hoy he visto la muerte real de la libertad de expresión en Túnez»

El director de Nessma TV, Nabil Karui, es juzgado por «atentar contra valores sagrados» al emitir Persépolis en octubre. Podría ser condenado a tres años de cárcel.

Imagen de los enfrentamientos por la emisión de Persépolis el 7 de octubre
Imagen de los enfrentamientos por la emisión de Persépolis el 7 de octubrelarazon

La Justicia tunecina podría condenar a Nabil Karui, el director del canal Nessma TV, a tres años de cárcel por haber «violado valores sagrados, buenas morales y alterar el orden público», es decir por haber emitido la película Persépolis el 7 de octubre.

Karui compareció ante el Tribunal de Primera Instancia de la capital, junto a otros dos empleados del canal privado, donde se declaró «inocente». Los jueces decidieron posponer la conclusión del juicio hasta el próximo 23 de enero de 2012. A la salida, el director de Nessma TV dijo a las decenas de medios congregados que obviamente el juicio tenía motivaciones políticas y sentenció que: «En este día, he visto la muerte real de la libertad de expresión en Túnez».

El juicio se produce justo durante la semana en que se han hecho públicos los resultados oficiales de los comicios, en los que el partido islamista,Ennahda (renacimiento en árabe) ha obtenido 89 de los 217 asientos de la Asamblea Constituyente, es decir el 41% de todos los votos y el temor, tanto de Occidente como de los tunecinos que impulsaron la revolución, a que los islamistas recorten derechos civiles aumenta.

Si ya la difusión de la películadeanimaciónPersépolis, dirigida por la iraní Marjane Satrapi, dos semanas antes de las primeras elecciones en Túnez, tuvo grandes repercusiones en el país norteafricano, con un 99% de musulmanes, el juicio tampoco ha pasado inadvertido. En el film, la protagonista habla con Allah y todas las representaciones de Dios están prohibidas en el islam. Por lo que una oleada de protestas recorrió el país y sobre todo la sede de Nessma TV e incluso el hogar de Karui, pese a que pidiera perdón públicamente tras «los ataques intensos» y las «críticas virulentas» recibidas. El 14 de octubre, unos 100 hombres -la mayoría salafíes-, armados con cuchillos, lanzaron cócteles molotov contra su casa. Él no se encontraba allí, pero su familia tuvo que huir.

«Me parece escandaloso que yo tenga que comparecer y sin embargo los que quemaron mi casa ya estén libres», reconoció Karui a AFP. Más de 140 abogados denunciaron por blasfemar a Karui, junto a dos de sus técnicos, por la proyección de la película sobre la revolución iraní de 1979. En Túnez consideran que lo más molesto no ha sido tanto el dibujo de Allah como el que el film estuviera doblado al dialecto tunecino, es decir, el lenguaje que entiende la mayoría del país.

Cabeza de turco
«Los nuevos defensores del orden moral en Túnez quieren dar ejemplo conmigo. Estamos en una dictadura moral, peor incluso que bajo Ben Ali. En el antiguo régimen nunca recibí amenazas de muerte».

Los islamistas condenaron la violencia en su día, pero también tacharon de «provocación» la difusión del film. A este respecto, Zied Dulatli, miembro fundador de Ennahda, reconoció a LA RAZÓN que una cosa era la libertad de expresión y otra la «diabolización de Allah, como ocurre en Persépolis». Y recordó, presagio o no del futuro de la libertad de expresión en Túnez, que por ejemplo, en Francia el antisemitismo está prohibido.