Murcia

OPINIÓN: Reflexión

La Razón
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A Jesús de Nazaret, por ser insumiso al autoritarismo del poder civil y religioso, por rechazar la corrupción e iluminar conciencias, el mayor ejemplo de bondad, se le condenó a muerte en la cruz. ¿Qué mal había hecho? Estos días, los seguidores de este justo inocente, el más justo de los justos, le procesionan en imágenes cercanas, populares, recuerdan su entrega por amor, noble, abnegada y también a la Virgen, su madre, rota por la angustia pero llena de entereza tras el hijo ajusticiado. El sentido de la madre se engrandece con el dolor de todas las que han sufrido la pérdida violenta y cruel de alguno de sus hijos. Una primavera más la rosa de la sangre abre sus pétalos con lágrimas y llanto de la madrugada, como si la naturaleza se volcara de tristeza por las víctimas inmoladas por negarse a secundar los desgarros de las tiranías sociales y el juego sucio de algunos mandatarios. Al pasar la imagen del Nazareno... el silencio del alma se acongoja, se rompe en griterío, se estremece y acusa la poca credibilidad del igobernante. Estar en el poder no es igual a inmunidad ni apañar formas por motivos de responsabilidades políticas ni dudosas gestiones, que, lo mismo que Pilatos, encuentran el reo adecuado, que no bastan las disculpas, que el pueblo no es imbécil. Tampoco los tiranos, como siempre, dan explicaciones. Hacen de la irregularidad norma, del crimen y las guerras su negocio con la excusa más ruin, ignominiosa.