España
Cerremos las minas del carbón por César Vidal
En el año 2010, la Unión Europea ordenó a España que procediera a cerrar las explotaciones deficitarias de carbón. La directriz europea llegaba con décadas de retraso. Tantas como tenían que estar clausuradas esas minas que son muy costosas para el contribuyente e inútiles para la riqueza nacional. Tan sensato paso no quiso darlo Felipe González cuando emprendió la reconversión y después lo eludió Aznar. En el caso de ZP hubiera sido una muestra de cordura totalmente ajena a su carácter y más cuando le encantaba ponerse el pañuelo rojo al cuello y convertirse por un día en minero igual que otras se transformaban en reina en la televisión del franquismo. Me consta que algún conocido locutor de radio contribuyó a intentar justificar este dislate colosal descendiendo a la mina en el pasado. Sé que un senador leonés ha decidido, en una muestra sonrojante de demagogia, oponerse a los recortes presupuestarios referidos a las minas. Incluso no se me escapa que Elena Valenciano ha optado por convertirse en un cruce de Pasionaria con Evita Perón, trayéndose a las mujeres de los mineros al senado a que griten: «¡Guerra! ¡Guerra! ¡Guerra!». Da igual. Esas minas hay que cerrarlas por completo y cuanto antes porque representan una sangría económica intolerable para la nación, especialmente, en tiempo de crisis. Habrá quien alegue que los mineros se van a poner más salvajemente violentos de lo que están ahora. Para eso están las Fuerzas de Seguridad del Estado, el Código Penal y los jueces. Que acaben de una vez con ese terrorismo callejero que tanto recuerda a la kale borroka y al tercer mundo, que en España resulta vergonzoso y que perjudica de manera fatal nuestra más que maltrecha imagen. Se dirá que no se puede abandonar a los mineros a su suerte. ¿Por qué? ¿Acaso se aprueban subvenciones para los camareros de las cafeterías que han tenido que cerrar abrumadas por los impuestos de Gallardón o de otros alcaldes desalmados? ¿Acaso costeamos a los dependientes de tantas y tantas tiendas de corte y confección a las que se ha llevado la crisis? ¿Acaso arreglamos el futuro de los miles de periodistas que se han ido a la calle desde que nuestra nación comenzó a despeñarse? No. Cada uno intenta salir adelante como puede. Por lo tanto, tampoco hay por qué hacer excepciones con los mineros por mucho que les compusiera una canción Víctor Manuel o que entonen tonillos rancios como el que habla del pozo María Luisa. La crisis nos está golpeando a todos, en mayor o menor medida, y es una inmoralidad injustificada mantener un dispendio absurdo como el de las minas de carbón. Cerremos las minas, como ya hizo Felipe González con la metalurgia y la naval, y sigamos adelante.
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