España

Teatrero por Fernando Vilches

La Razón
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Este adjetivo da mucho juego y lo traigo a colación por las declaraciones de un futbolista portugués sobre otro español, que para mí es el mejor del mundo en su puesto y, al igual que Casillas o Xavi, es merecedor del balón de oro desde que España ganó el europeo a Alemania.
Vaya por delante que soy madridista desde que nací; no soy socio porque soy funcionario público y, si antes de esta crisis no me daba para las cuotas, imagínense ahora con la bajada zapateril y la congelación mariana: no me da el sueldo ni para verlo por televisión. Según la RAE, este adjetivo tiene tres significados: 1. teatral (deseoso de llamar la atención); 2. Muy aficionado al teatro; 3. Histrión (persona afectada, que gesticula con exageración).
Es muy apropiado para la clase política en sus acepciones una y tres. La que están montando algunos con el referéndum, dándose golpes de patriotismo de feria, es para distraer la atención de un derroche de medios económicos que se inició tras la modélica Transición política y que ha llevado a la ciudadanía española a volver a cotas de poder adquisitivo enterradas en el olvido de los últimos años del franquismo. Muchos políticos actúan con maneras teatreras para ocultar su ignorancia e incapacidad en gestionar la cosa pública.
Cuando se trata de futbolistas, es la acepción tres la que entra en juego, es decir, aquellos futbolistas que exageran las entradas del contrario para engañar al árbitro. Pero que sea un tal Pepe, defensa del equipo de mis amores, a quien don Santiago no lo hubiera tenido en el Madrid más de una temporada, es un chiste de mal gusto. Pero aquí todavía se ríen las gracias de estos privilegiados de la crisis actual que nos avergüenzan a los buenos aficionados al fútbol. Aunque me pese, estoy del lado de Iniesta, que me parece un tipo sencillo, buena gente y que juega al fútbol sin avasallar.