Barcelona
Hace años que el Rey ya no regatea en Palma por Jesús MARIÑAS
Sorprende la aseveración de que Don Juan Carlos dejará de navegar en su «Bribón» el próximo 17 de septiembre tras participar en el Trofeo Conde de Godó en Barcelona. Casi rinden póstumos honores al barco «Transpac 52», con el que Su Majestad compitió, al menos, durante quince años. No choca la anticipada jubilación del barco, sino la parafernalia organizada para su adiós magnificando que «el Rey deja de regatear». Hace varios veranos que Don Juan Carlos no montaba, y todos fuimos testigos de su paulatino alejamiento. Tan sólo se dejaba ver en sus visitas al Naútico palmesano cuando la Copa que lleva su nombre dejó de ser tal al quitarle el patrocinio de Perfumes Puig y retirarle lo de «Trofeo Agua Brava», imaginado cuarenta años atrás por el inolvidable Enrique Puig.
Lo nacido sólo como proeza deportiva merecería un profundo análisis de comentaristas políticos por la gente que aglutinaba. Los prólogos a cada salida eran ágora muy visitada por personas de todo pelaje que buscaban una foto que inmortalizase la llegada de Sus Majestades y los Príncipes. El Rey siempre acudía reglamentariamente uniformado y con bermudas blancas, al igual que el resto de la tripulación. La Infanta Cristina patroneó el «Azur Puig», pero el matrimonio fue alejándola de estas ocupaciones, lo mismo que le ocurrió a su hermana, la Infanta Elena. Esta cita agosteña también supuso el debut marinero de Jaime de Marichalar, más entonado con el páramo soriano que con la humedad de esta magnífica bahía. Los corrillos eran habituales, así como las tertulias bajo los toldos de la siempre frecuentada terraza, donde igual veías a Antonio Banderas con su hermano Javier que al hijo de Cela o a Ana Obregón. Era un guirigay en el que lo social se imponía a la regata. Alejados los Puig por incompatibilidad con la directiva del Club, decayó el interés y los subvencionadores fueron cambiando de Herodes a Pilatos. Se perdió la tradición de esta reunión que venía a ser un reagrupamiento casi familiar con los yates como pretexto.
Hace ocho años que Don Juan Carlos abandonó la comodidad del pantalón corto por el largo, y todo adoptó un aire más formal, luego alegrado con la presencia de Doña Letizia y sus niñas. Todos comprendían este ralentí impuesto por la edad, de ahí la sorpresa de que Josep Cusí lance a bombo y platillo el adiós del Rey cuando realmente dejó de competir hace ya bastante.
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