Teatro

Estreno teatral

Mi querido señorito

Autor: G. Galliene. Versión y dirección: Julián Quintanilla. Intérprete: Secun de la Rosa. Teatro Lara. Madrid.

La Razón
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A Guillaume Galliene, o así al menos lo cuenta, le hicieron crecer pensando que era una niña primero, hasta que se dio cuenta de que era un niño al que le gustaban otros niños, para más tarde... En fin, no se debe desvelar más, pero la vida aún le depararía sorpresas. Autobiográfico, divertido por tramos, e interesante como alegato contra una sociedad que reparte etiquetas sin importarle los traumas que éstas generan, a «Guillermito y los niños... ¡A comer!» le pesa sin embargo algún que otro lugar común sobre el mundo gay –la escena de la encerrona de sátiros, la del sueco y la del sanatorio encajan mejor en una «stand up» con plataformas que en un Premio Molière como éste–, pero, sobre todo, lo inasible de una historia que no atrapa. Las dudas sexuales son verosímiles, pero creerse las identitarias exige un público entregado y un texto algo tramposo. Y eso que la versión de Julián Quintanilla es ejemplar: españoliza todo lo que puede el original, ayudando a generar, si no empatía, si al menos simpatía por Guillermito. Se ve con agrado en cualquier caso este «restyling» de «Mi querida señorita», y en buena parte es gracias a ese enorme cómico llamado Secun de la Rosa, un actorazo con una personalidad propia y original que apenas respira en hora y media y que trabaja una extraña mezcla de humor y ternura. De la Rosa arranca sonrisas hasta cuando lo que cuenta no tiene gracia alguna.