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Soldado y a cuartos
El Valencia ha perdido (2-1) ante el Sevilla en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, pero ha conseguido clasificarse para los cuartos tras aprovechar el 1-0 del encuentro de ida, que le permitirá enfrentarse al Levante en la próxima ronda.
SEVILLA- El Sevilla, una vez más, se queda fuera de una competición por eliminatorias a las primeras de cambio, y Marcelino ve mermado aún más su crédito. Paradójicamente cuando su equipo ofreció, al fin, una imagen digna. Aunque eso no evitó la sonora pitada al final.
La moraleja del arranque fue evidente: «Desinhibición obligada, rendimiento asegurado». El asturiano debió de aprender la lección. Por mucho que lo niegue, la necesidad de remontar la eliminatoria, la urgencia por conseguirlo, dotó de mayor libertad y desparpajo a su Sevilla. Quizá ni le hizo falta transmitir las órdenes «sencillas» que asegura dedicar a los suyos. Estos sabían lo que les iba en el envite y, desbocados, brindaron veinte minutos largos brillantes, intensos, con una pregunta consecuente: ¿Por qué no juega siempre así el Sevilla?
El Valencia aguantó el chaparrón cobijado en el paraguas de Alves, infranqueable en media docena de ocasiones clarísimas. Hasta con la cara paró el brasileño las intentonas de Navas, por partida doble, Trochowski, Negredo, Reyes y Del Moral. Marcelino puso casi todo su arsenal de partida y, salvo por la ausencia del gol, la apuesta merecía la pena.
El Sevilla competía, pero el pase era del Valencia, que aprovechó los riesgos que tomaba el rival para casi sentenciar cuando Soldado convirtió en gol un pase genial en profundidad de Banega a la espalda de los centrales.
El mazazo fue fuerte para los locales, pero no definitivo. Con todo perdido, la fe sevillista aumentó con el inmediato empate de Rakitic, que dejaba a los de Marcelino a dos goles de la machada. El primero lo marcó Víctor Ruiz en propia portería. Hacía falta uno más y lo tuvo Kanouté en su cabeza, que remató fuera.
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