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Marruecos

Noche de saqueos y terror en Alhucemas

Cinco jóvenes murieron calcinados durante el asalto a un banco durante los disturbios que sacudieron el Rif

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RABAT- «Bajaron de la montaña con piedras en bolsas. Venían a causar disturbios», así describe un español residente en Alhucemas a la turba que el domingo «reventó» la manifestación que se celebraba en esta ciudad del norte de Marruecos, convocada por los Jóvenes del Movimiento 20 de Febrero. «Eran varios centenares marchando por la carretera. No venían a reivindicar nada», continúa Joaquín, que prefiere no dar más detalles sobre sí mismo para evitar «problemas». «Cuando llegaron a la ciudad, lo primero que hicieron fue saquear una tienda que hay en la Plaza Florido. Lo arrasaron todo y robaron las botellas de vino».

Mientras los responsables de la manifestación la desconvocaban para no verse implicados en los incidentes, los vándalos continuaban saqueando un almacén, «de donde se lo llevaron todo», antes de intentar asaltar el Ayuntamiento. «Como ahí no pudieron entrar, prendieron fuego a un coche e intentaron también incendiar el edificio, pero la gente que vive en las casas cercanas, ante el riesgo de que también fueran destruidas, salió a la calle y se lo impidió».

Fueron varias horas de terror en la tranquila ciudad costera, cuenta Joaquín, que no entra en especulaciones sobre quién está detrás de estos incidentes que, como los de otras seis ciudades más, pueden servir al régimen para lanzar dudas sobre las pretensiones pacíficas de las protestas.

Sin admitir preguntas de los periodistas, el ministro del Interior marroquí, Taieb Cherkaoui, dejó bien claro ayer que el Ejecutivo no tolerará nuevos actos vandálicos como los que además de cinco muertos en Alhucemas, dejaron 120 detenidos y 128 heridos (115 policías) en todo el país.

Aziz el Houdyn, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, apunta que se pudo tratar de mercenarios a sueldo del poder cuyo objetivo era aterrorizar a la gente. «Por un lado para evitar que se unieran a la manifestación pacífica, por otro para señalar a los jóvenes del 20 de Febrero como causantes de problemas y poder desacreditarlos», explica.

Además de estos incidentes, tras los que fueron hallados los cadáveres calcinados de cinco personas en el interior de una sucursal bancaria incendiada, en Larache también ardió el edificio de la Gendarmería, de donde los asaltantes robaron droga decomisada. En su relato, el titular de Interior no llegó a explicar dónde se encontraban los agentes de Policía y si intentaron contener a los atacantes.

Los disturbios se extendieron también a Tánger, Tetuán, Sefrú, Guelmin y Marrakech. En total, en todo el país, 33 edificios públicos, 24 bancos, 50 comercios y edificios privados y 66 vehículos fueron incendiados o dañados.


La Policía impide nuevas protestas
A pesar de que los portavoces del Gobierno subrayaron ayer que «el derecho a la libertad de expresión que conoce este país» ha permitido que la protestas se desarrollen en un clima «pacífico» y de prometer estudiar las reclamaciones de los jóvenes, ayer mismo emprendieron también una suerte de acoso contra un grupo del Movimiento 20 de Febrero que se disponía a realizar una sentada pacífica en la misma plaza de Bab el Had, donde comenzó la manifestación de Rabat. Según confirmó a LA RAZÓN una de las portavoces del grupo, Selma Maarouf, antes de que pudieran comenzar la nueva manifestación, «cientos de policías nos cercaron y golpearon a algunos» de los jóvenes. Algo que contrasta con la actitud relativamente moderada mostrada ayer por el ministro del Interior, Taieb Cherkaui, que reconoció la participación de 37.000 personas en las marchas del domingo.