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«Falta de coordinación a todos los niveles» en la agencia de Agricultura

El acta de una reunión revela la difícil integración de los puestos que entraron a dedo

Las ocho páginas de las que consta el acta de la reunión del comité directivo de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera están repletas de advertencias de responsables de área sobre disfunciones laborales
Las ocho páginas de las que consta el acta de la reunión del comité directivo de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera están repletas de advertencias de responsables de área sobre disfunciones laboraleslarazon

Sevilla- La puesta en marcha de las agencias públicas empresariales sobre las que pivota la polémica reordenación aprobada por la Junta está trabada por numerosos escollos organizativos. Reveladora es el acta de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía (Agapa) a la que ha accedido LA RAZÓN. Recoge la reunión del comité ampliado de dirección: la gerente, Isabel Liviano, y otros doce responsables de área. Hay dos conclusiones principales de este encuentro que se produjo el 10 de octubre. La primera, que «el principal problema de la agencia es la falta de coordinación y comunicación tanto interna como externa a todos los niveles». La segunda, que «la mezcla de cultura de los distintos colectivos procedentes de empresa y administración, así como las distintas regulaciones y la existencia de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) y el catálogo de puestos está suponiendo una importante fuente de problemas».

La Agencia de Gestión Agraria y Pesquera quedó constituida el 30 de abril de 2011, tras la publicación de sus Estatutos. Absorbió a la Empresa Pública de Desarrollo Agrario y Pesquero (DAP) y al Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA), dando lugar a un gigantesco ente –la segunda de las ocho en volumen– de entre 3.000 y 3.200 empleados, con un presupuesto de gasto de 231 millones de euros en 2012, de los que más de la mitad (123 millones) se dedican a pago de personal (108 millones) y a gasto corriente. Medio año después, la integración sigue teniendo vías de agua a todos los niveles: duplicidades, falta de recursos informáticos, fallos en la interlocución, desorganización laboral o discusiones internas entre el carácter público o privado del nuevo ente.

Uno de los problemas más acuciantes es en materia de personal. Aún está pendiente una RPT para otorgar funciones a la plantilla proveniente de la extinta sociedad mercantil –que no pasaron un proceso selectivo– y de la Consejería. En este sentido, el subdiretor de Recursos Humanos y Corporativos avisa en la citada reunión de que «posiblemente el catálogo de puestos muestre grandes disfuncionalidades, ya que encontramos personas realizando las mismas funciones con distintas categorías». Defiende que la agencia sobrevivirá si «consigue diferenciarse de la administración y trabajar como un instrumento de la misma». «No somos administración y éste es un hecho del que hay que convencer a los representantes legales de los trabajadores». Este argumento, según recoge el acta, lo rebatió la gerente asegurando que «la potencialidad de la agencia es precisamente la dualidad público-privada que la caracteriza».

Por su parte, el jefe de Servicio de Régimen Jurídico y Contratación señaló que «continúa causando problemas en la gestión la falta de cultura administrativa existente en el personal que proviene de la extinta empresa». Por ello, manifestó la «necesidad de procedimentar y normalizar los procesos de trabajo de la agencia, así como ofrecer formación para el personal en legislación administrativa». «Se necesita fomentar la interacción con la Consejería de Agricultura y Pesca, ya que existe resistencia por su parte para aceptar el rol de la Agapa, lo que hace que se den dificultades en la gestión administrativa del personal adscrito a SSCC y DDPP, ya que continúan realizando funciones que reiteran el trabajo que ya realiza la agencia».

Los escollos se multiplican en todos los frentes. El subdirector de Gestión de Recursos e Infraestructuras pone el acento en que «el cambio a agencia y principalmente el nuevo procedimiento de contratación supone un problema de falta de agilidad», mientras que el subdirector de Planificación y Estudios argumenta que ni siquiera cuentan con herramientas informáticas para la gestión del seguimiento «del uso de vehículos y dietas», por lo que las hojas de ruta se están haciendo en papel.

El subdirector de Sistemas e Información piensa incluso que «la transformación en agencia ha sido una oportunidad perdida, ya que podría haberse realizado de una forma más ordenada y en menor tiempo, aunque no ha sido posible dada la situación tan innovadora y desconocida a la que nos enfrentábamos».


UN SINFÍN DE DISFUNCIONES
Las ocho páginas de las que consta el acta de la reunión del comité directivo de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera están repletas de advertencias de responsables de área sobre disfunciones laborales. Muchas se refieren al nuevo tablero laboral, ya que la Agapa ha absorbido a personal de la Empresa Pública de Desarrollo Agrario y Pesquero y, en menor medida, del Instituto Andaluz de Reforma Agraria. Funcionarios provenientes de la Consejería e incorporados a la agencia se reparten tareas con muchos cargos «a dedo» provenientes de DAP.