Benedicto XVI

«El hombre necesita eternidad»

En el día del recuerdo de los difuntos, Benedicto XVI dedicó su audiencia general de ayer a reflexionar sobre la muerte y el significado que ésta tiene para los católicos

El Papa en el aula Pablo VI, donde se celebró la audiencia
El Papa en el aula Pablo VI, donde se celebró la audiencialarazon

CIUDAD DEL VATICANO- «Quien es capaz de reconocer una gran esperanza en la muerte puede también vivir una vida a partir de la esperanza. Si reducimos al hombre exclusivamente a su dimensión horizontal, a lo que se puede percibir empíricamente, la misma vida pierde su sentido profundo. El hombre necesita eternidad», dijo el Papa ante los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano.

En su catequesis, el Pontífice intentó responder al atávico miedo que provoca la muerte en el ser humano. Este sentimiento nace por nuestro temor a «la nada», por ese «viaje hacia lo desconocido», por el rechazo a abandonar todo lo «hermoso y grande» que nos ha acompañado durante nuestra existencia para caer en el «abismo de la nada». «Sentimos sobre todo que el amor pide eternidad y no es posible aceptar que sea destruido por la muerte en un solo momento». También siente el hombre miedo ante la muerte por la percepción de que está a punto de afrontar un juicio de sus acciones. El temor viene en particular por aquellos «puntos de sombra que, con habilidad, sabemos a menudo eliminar o intentamos hacerlo de nuestra conciencia».

En el mundo de hoy, la cuestión de la muerte ha sido analizada desde la óptica racional reinante. «Se ha difundido la tendencia a pensar que toda realidad debe ser afrontada con criterios de la ciencia experimental», advirtió Benedicto XVI. Se pide, por tanto, que a este tema no responda «con la fe», sino partiendo de «conocimientos empíricos». De ahí nace el riesgo a caer en «formas de espiritismo», en las que se intenta entrar en contacto «con el mundo más allá de la muerte, casi imaginando que exista una realidad que, al final, sería una copia de ésta».

Durante su discurso, el Papa recordó a todas las personas que estos días se dirigen a los cementerios para rezar por sus familiares y amigos fallecidos. Les animó diciéndoles que «el camino de la muerte, en realidad, es un camino de esperanza». Por ello caminar por los camposantos, al igual que leer las inscripciones de las tumbas, significa recorrer un camino «marcado por la esperanza de eternidad».

 

Por un G-20 «humano»
Al final de la audiencia, el Papa hizo un llamamiento a los líderes mundiales, que se reúnen hoy y mañana en la cumbre del G-20. «Espero que la reunión ayude a superar las dificultades que obstaculizan la promoción de un desarrollo humano e integral», pidió el Papa.