Francia

El maestro de la clandestinidad

Antonio Troitiño, que se encuentra en ignorado paradero, es un terrorista formado en los años «dorados» de ETA, cuando la clandestinidad y el cumplimiento de los manuales de seguridad eran normas inquebrantables para los miembros de los «comandos». Se trata, por lo tanto, de un individuo que conoce todos los trucos para eludir la acción de las Fuerzas de Seguridad.

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Eso debía pensar, hasta que la Policía le sorprendió durmiendo en un «piso franco» de la calle Río Ulla de Madrid, en enero de 1987. En cualquier caso, no parece que la desarticulación de la célula se debiera a un fallo cometido por este pistolero. La localización y detención de Troitiño se convierte, por lo tanto, en algo complicado, pero no imposible. Al repasar los manuales de seguridad que ETA entregaba entonces a sus miembros, se observa que no descuidaban ningún detalle. La forma de vestir, de andar por la calle, alquilar una vivienda, detectar vigilancias policiales o adquirir un automóvil con documentación falsa.

Citas de seguridad
Las citas de seguridad eran permanentes entre los miembros de los «comandos de liberados» (fichados por las Fuerzas de Seguridad), así como las llamadas a teléfonos (no había móviles) convenidos, como los de los bares. El mero hecho de que uno de los dos etarras citados no apareciera en la hora fijada, ni en la establecida como de «seguridad» (media hora o una hora después), provocaba que el primero emprendiera de forma inmediata la huida a Francia.

Si en la llamada telefónica se transmitía una clave determinada, que indicaba la detención de alguno de los miembros del «comando», la fuga a territorio galo no se hacía esperar. Una alfombra colgada en una ventana podía indicar que no había peligro y que los otros integrantes de la célula estaban en el interior del «piso franco». «Cada vez que nos movemos por la calle –decía un manual– tenemos que hacerlo con toda naturalidad.

Nos moveremos por parejas e intentaremos ir hablando, también al entrar en los bares, hay que hablar aunque sea de fútbol, si no es un "cantazo"enorme estar si decir nada, se nos nota la tensión, y por un día no pasa nada». «Si se confirma (que la Policía les sigue) continuaremos moviéndonos con toda tranquilidad, y si vemos que no podemos perderlos, buscaremos la posibilidad de coger un coche, salir corriendo (...) en ningún caso ir a la casa hasta estar seguros de que no nos siguen, ni tampoco coger nuestro coche. Esto es una cosa que puede suceder, pero no por ello podemos ir por la calle girando la cabeza todo el tiempo».

Para la permanencia en una casa, que es el caso actual de Troitiño, se aconsejaba «leer, jugar a las cartas y, si se puede, aprovechar el tiempo haciendo un poco de deporte, ya que eso nos viene muy bien a la hora de escapar (...) Tenemos que ser disciplinados haciendo el menor ruido posible (...) El teléfono de la casa no se puede utilizar».