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Rafael Cerro: «Si me falta el maestro esta tarde me falta todo»

«Faltando el maestro, me falta todo». Con esta rotundidad encara las horas previas a su presentación en Las Ventas como novillero Rafael Cerro, un joven valor extremeño apoderado por José Ortega Cano desde el pasado invierno. Y es que el duro percance sufrido por su mentor trastoca de lleno la tarde más importante de su vida.

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«Me gustaría poder estar tranquilo y concentrarme en lo mío, pero su ausencia le quita sentido a todo, porque es lo más importante para mí, ha sido un accidente y no se puede hacer nada para cambiar las circunstancias, pero ahora mismo estoy desganado, porque la persona que ha estado codo con codo a mi lado no va a poder estar cerca para disfrutar juntos en una tarde tan bonita», comenta apesadumbrado Cerro, que, ayer mismo, buscando esa aparente normalidad cargó la furgoneta para poner rumbo a Madrid junto a su cuadrilla, pero sin su verdadero guía.

El debutante es consciente de que la normalidad, tener todo controlado, debe ser su mejor arma. Hoy, como cada mañana, saldrá del hotel rumbo a la plaza para asistir en directo al apartado de las reses que por la tarde lidiará: «Lo hago siempre, estudio sus reacciones y me quedo más tranquilo mirándolas, así que a pesar de todo quiero ir a los corrales». Horas después se las verá con reses de El Ventorrillo con las que espera «estar firme». «Sólo pienso en triunfar y cortar las dos orejas a un novillo para que, en cuanto pueda hablar con Ortega Cano, que vea la corrida por la televisión, y esté orgulloso de mí, es el mejor regalo que se me ocurre ofrecerle», anhela aferrándose a la recuperación del maestro murciano, al que está «agradecido no sólo ya por los contratos sino también por toda la experiencia acumulada» desde que le abrió las puerta de su casa.

«Pasamos todo el día juntos en su finca, toreamos de salón hasta hartarnos y me corrige constantemente cualquier detalle, es de agradecer el empeño que está poniendo conmigo, las horas que me ha dedicado y las que vamos a seguir pasando juntos», asegura convencido de la recuperación de su mentor. Una relación casi paternal que surgió la pasada temporada a raíz de las novilladas de promoción que organiza el canal autonómico sevillano. Ortega Cano lo vio en una de sus actuaciones y salió encantado con el extremeño hasta tal punto que siete días después volvió a seguir sus evoluciones.

Tras los dos festejos, el maestro se puso en contacto con Luis Reina, responsable de la Escuela Taurina de Extremadura. Ahí empezó todo. «Me regaló dos toros antes de torear en Sevilla para que pudiera entrenar y, poco después, ya nos sentamos los dos a hablar y decidimos caminar juntos en este mundo». El estreno con caballos en Olivenza en marzo fue el paso previo a esta tarde, cuando seguro vivirá sentimientos encontrados.