Santander
Remate menor para el triunfo de Santander
Santander. Novena y última de la Feria de Santiago. Se lidiaron toros de Carmen Lorenzo, para rejones, buenos; y Román Sorando, desiguales de presentación y de poco juego en general. Lleno. Pablo Hermoso de Mendoza, tres pinchazos, rejón entero, descabello (silencio); medio rejón, rejón (saludos). Alejandro Talavante, de verde hoja y oro, pinchazo, estocada (silencio); media en buen sitio, aviso (saludos). Daniel Luque, de nazareno y oro, pinchazo, estocada, aviso (silencio); estocada trasera (silencio).
Se llenó de nuevo la plaza. Adiós a la crisis y a la tentación de playa. El público de Santander colmó las localidades para la tarde de la despedida, después de nueve intensas jornadas. Por momentos vimos la luz, creímos en ella, en el despliegue de Hermoso de Mendoza, que abría plaza en este cierre mixto. Un rejoneador y dos toreros. Estaba listo. Los toros de Carmen Lorenzo, elegidos para el toreo a caballo, tuvieron fondo, nobleza y calidad, sobre todo el primero. El navarro calentó el ambiente, lo hizo bonito, alarde de pureza en los cites. Los pechos de toro, caballo y jinete en comunión. Y temple. Pero el rejón desmereció. Se entregó en el cuarto y el culmen de la faena llegó en las banderillas cortas que clavó a dos manos. Un pinchazo antes desmoronó el castillo de arena.
Talavante no tuvo opción. Lo de Román Sorando, tan desigual de hechuras, escasos de presentación los dos primeros, no valió, pero la faena del extremeño al quinto tuvo mérito. Iba el toro al paso, descastado, sin decir nada. Talavante lo puso todo, muy templado siempre, creyendo, confiando. Pulseaba el engaño despacito, suave y así alargaba el viaje del toro. Como si fuera seda. Arrimón serio en el ocaso, sereno, cerca de los pitones y manoletinas para rematar. Prendió media estocada, se le pidió la oreja, pero no reunió. La faena había tenido su punto, porque sólo sumaba él. Quedó inédito ante el segundo, descastados, desclasado...
Daniel Luque sustituía a Cayetano después de deleitarnos con la faena de la feria, y de mucha ferias, con un toro de bandera de Bañuelos. Nada de eso ocurrió ayer. Poco pudo hacer con el tercero, que no tuvo clase, y se esmeró con el sexto, protestón y sin transmisión.
Se acababa la feria de Santander y dejábamos atrás un buen serial. Y una gran ciudad.
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