Lisboa
Un fin de semana en Arraiolos
A medio camino entre la frontera española y Lisboa se encuentra un precioso municipio alentejano llamado Arraiolos, famoso mundialmente por su artesanía textil. Una industria, ahora en cierto declive, que fue gran fuente de ingresos y de mano de obra para la localidad. Dicen que los «tapetes» de Arraiolos presumen de su calidad y de su cuidada confección. Sus alfombras, aún hechas a mano, son uno de los emblemas de esta localidad.
Muchos lo consideran lugar de paso, pero no está de más pensar en Arraiolos como destino para un fin de semana. Atractivos no le faltan y las posibilidades de disfrutar tanto del casco urbano como de sus alrededores están al alcance de quienes hasta aquí se acerquen.
¡Arraiolos es Alentejo en estado puro!. Casas encaladas, de un blanco reluciente y contornos azules… dehesas interminables, buen vino, mejor gastronomía y horizontes casi ilimitados. Siendo así, nada mejor que buscar un buen alojamiento donde dormir y un buen restaurante para comer. Quiero, en este sentido, destacar especialmente dos establecimientos: Casa do Platano y restaurante O Alpendre. Ambos, verdaderas referencias en sus respectivos ámbitos.
Casa do Plátano (www.casadoplatano.com) se encuentra en pleno centro, en una antigua casona ahora reconvertida para estos menesteres gracias a una acertada remodelación. Es un alojamiento con encanto, y además singular. De pocas habitaciones, no supera las nueve, el ambiente se palpa familiar y cercano, acrecentado gracias a la hospitalidad y amabilidad de sus propietarios, pendientes en todo momento del bienestar de sus huéspedes.
Me gusta por varias razones. El trato afable, sentirse -en cierta forma- como en casa, buen desayuno, calidad en el servicio... Me resultó particularmente curioso un detalle: la inédita fusión de los aires alentejanos de la tierra con cierta filosofía oriental. Parece extraño pero cuando estamos allí encontramos una fácil explicación. Sus propietarios, amantes del Shiatsu, conocen esta milenaria técnica que aúna los masajes y la relajación producida por la presión con los dedos en determinados puntos del cuerpo. No está nada mal recibir alguno de estos gratificantes masajes. ¡Curioso, pero posible: Shiatsu en Arraiolos!.
Además, cada habitación esta pintada con una tonalidad diferente. No son colores elegidos al azar o determinados por la suerte. Una pequeña libreta sobre la mesilla nos indica la razón de cada color, las propiedades y los beneficios. Una especie de chakra diferente. En fin, esta agradable combinación hace aún más placentera nuestra estancia en Casa do Platano.
Restaurante O Alpendre, sito en «Bairro Serpa Pinto, número 22», es un icono de la gastronomía regional. El perfecto final de una inolvidable velada.
Todo parece saber a Alentejo. La decoración, los vinos, el ambiente, las elaboraciones,,,. Y así debe ser porque quien viene a cenar entre estas paredes sabe a qué viene: a probar los más granado y representativo de la cocina de la región.
Los entremeses son ya de aúpa. Esa costumbre tan extendida en el país vecino de llenar la mesa de diferentes entrantes antes de proceder a pedir aquí alcanza su máximo exponente. El comensal se sienta y advierte, no con cierto asombro, una mesa repleta de platitos rellenos de los más variados manjares: pimientos de la zona asados, chorizo, huevos de codorniz, ensaladas, jamón, lomo, aceitunas, etc., etc. No debe olvidarse que en estas tierras se cría también el cerdo ibérico, contando con infinidad de dehesas de encinares y alcornoques donde alimentarse de la preciada bellota.
Si este principio ya es prometedor, no lo es menos la elección del plato. Quien les escribe tuvo el acierto de probar las migas de bacalao. Si vale de algo, puedo decir que en mi próxima visita repetiré mi elección. De verdad, una delicia. En su punto exacto.
La calidad del producto autóctono, además de la abundancia del plato, es un referente de este restaurante. Lo mejor de las carnes, las legumbres y la huerta alentejana al alcance del más exigente de los comensales.
Aún nos quedan los postres («sobremesas»), y hay que darles su merecido protagonismo. Es una de las especialidades de esta casa. Mi consejo: pedir una selección de ellos. Es una experiencia única y, como se suele decir, la dieta la quedamos para otro día.
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