Descenso a los infiernos

Pocas series tienen un planteamiento tan original como «Breaking Bad». Es imposible bucear en busca de referencias porque su argumento está huérfano de influencias. Ése es el principal valor de esta serie valiente y descarnada que tiene como protagonista a un hombre con cáncer terminal que se convierte en un capo de la droga con el fin de dejar a su familia en una buena situación económica, casi tan boyante como la de todos los que intervienen en la serie, dado el éxito de la misma.

La enfermedad y todo lo que se mueve alrededor del submundo de la droga ha deshumanizado al personaje principal, Walter White. En esta cuarta temporada veremos cómo su falta de escrúpulos y su amoralidad se contagian entre todas las personas que están a su alrededor. Su alumno más aventajado entra en la espiral de la oscuridad que emana White. Lo mismo le sucede a su esposa, a la que la ponzoñosa personalidad de su marido le empuja a tolerar el mal sin ningún remordimiento.

«Breaking Bad», que ha ganado seis premios Emmy, muestra la parte más incómoda de la vida. Nos habla de cómo el hombre y la mujer, en una circunstancia extrema, pasan de ser víctimas a verdugos y, en fin, es un reflexión sobre la condición humana.
Sin embargo, a pesar de la tensión de sus argumentos y de la intensidad dramática, los guionistas tienen la habilidad de salpicar los momentos más duros con dosis de humor.