Galicia
Viaje a la España negra de Cela
Gerardo Malla dirige la dura novela del Nobel «La familia de Pascual Duarte»
«Yo, señor, no soy malo». Pocos comienzos se quedan tan clavados en la memoria del lector como el de «La familia de Pascual Duarte», emblemático debut de Camilo José Cela (1916-2002) en el terreno de la novela. A Pascual Duarte la miseria lo arrastra sin remisión hasta arrancarle una violencia que anida, acaso, en el ADN carpetovetónico. Esa España negra surge en el tono oscuro de la primera versión de la novela de Cela que llega a las tablas, adaptada por Tomás Gayo y dirigida por Gerardo Malla. «Era inevitable a la hora de hablar de esta obra –explica Malla– . Se puede contar de mil maneras, pero me parecía que el texto rechaza algunas luminosidades y pide ciertos tenebrismos. La novela es tenebrosa porque lo es la realidad de la que parte, un ambiente tremendo. Esa Extremadura, o esa Castilla, podría ser cualquier tierra, no la he inventado yo. De hecho, yo mismo he sido víctima de la España profunda, porque nací en un pueblo de Cuenca y la conozco bien», explica el director.
El laberinto de la sexualidad
Publicada en 1942 –se cumplen ahora setenta años–, la novela recorre la vida de Pascual Duarte entre su nacimiento en 1887 y su ajusticiamiento en 1932, un destino escrita de antemano con un padre alcóholico y una madre maltratada. Miguel Hermoso (Pascual Duarte), Ángeles Martín (Rosario, su hermana), Ana Otero (Lola, su primera mujer), Lorena Do Val (Esperanza, la segunda esposa), Lola Casamayor (la madre de Pascual), Sergio Pazos (el «Estirao») y el propio Gayo (que da vida a un capellán) protagonizan el montaje a partir de una obra que no da facilidades: «Las empresas difíciles te obligana aguzar el ingenio», dice resuelto Malla, veterano en la dirección para el que se trata de «una novela compleja pero hermosísima». Tomás Gayo explica sobre la adaptación que «la hemos hecho a base de sacarle al personaje conversaciones» y que ha mantenido «a la madre, la hermana, y sus dos mujeres, que marcan el paso del tiempo: la Lola, que es el Pascual de juventud, y Esperanza, que es lo último que le queda». La Fundación Cela no puso problemas para adaptar la novela, cuenta Gayo, y ha acompañado a la obra con una exposición en la gira por Galicia.
Ricardo Franco hizo la historia cine en su película de 1975 –por la que José Luis Gómez se llevó un premio en Cannes– , y Malla acudió a la revisión de este referente, recordando el mucho talento del fallecido cineasta: «Cela crea un personaje que habla como él, pese a ser un individuo iletrado de un medio rural. La novela estaba ahí, pero Franco, un hombre de cine, la trasladó a imágenes. La prueba es que en la película apenas se habla, todo se ha transformado en paisajes». Aquello lo ayudó a entender que había que buscar su propio lenguaje: «Mis armas eran la palabra y la presencia física de los actores». Así, trató de «contarlo todo con precisión, sin traicionar a Cela», y se alejó de las «añadiduras de la escenografía, de las que se está abusando».
Por lo demás, tiene claro Malla que España ha cambiado mucho, y a mejor, pero que conviene no ser triunfalistas: «No hace mucho tiempo que en Puerto Urraco la España negra dijo: "Aquí estoy yo". Si miras a este país verás que lo profundo no es algo muy visible. No es un cateto, una boina y una escopeta. Es una España que llevamos muy metida en las entrañas y que no nos abandona».
Cantante de zarzuela
En dos meses, Malla se mete a ensayar «La chulapona», una zarzuela que dirigió en 1988 para el Teatro dela Zarzuela y que, desde entonces, se repone de cuando en cuando. Pero esta vez, habrá una novedad: «Voy a hacer además un pinito como cantante. Será una romanza de barítono», cuenta ilusionado. «A mi edad, y después de haber probado de todo, me apetece. Tengo buen oído y buena voz, que espero conservar».
- Cuándo: del 8 de febrero al 4 de marzo.
- Dónde: Teatro Fernán Gómez. Madrid.
- Cuánto: 18 euros. Teléfono. 91 436 25 40.
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