Copa del Rey

F.C. Barcelona

Pepe y Alves vuelven a encontrarse

Messi vive en casa del enemigo como en la suya. Hasta en un Barça un tanto gris, irreconocible por momentos y sin el balón durante largas fases del encuentro, manda el argentino. Antes de empezar bebía agua y se la echaba por la cabeza, preparado para la batalla. Pero la batalla para él comenzó tarde

El defensa portugués del Real Madrid se lanza al suelo para tratar de cortar un avance del chileno Alexis Sánchez durante el partido de ayer
El defensa portugués del Real Madrid se lanza al suelo para tratar de cortar un avance del chileno Alexis Sánchez durante el partido de ayerlarazon

El Barça no tenía el balón, él no la tocaba. Era el mundo al revés. Incluso era Leo el que daba las patadas a Pepe, al menos la primera. Hasta que no pasó media hora Messi no entró en juego, tan apático como el resto del equipo, paseando por el césped del Bernabéu, esta vez sí, regado antes de comenzar.

El Barcelona jugaba al trantrán. Parecía tan contento con el 0-1 como con el 1-1 o el 2-1. La primera arrancada de Messi terminó en nada. Su segundo regate acabó con la pelota en los pies de Villa y con el empate en el marcador. Su siguiente intervención fue para marcar él, para ser fiel a su cita. Un resbalón de Pepe le dejó frente a Casillas para batirlo por bajo. Dos tiros del Barça, dos goles. Por quinta visita consecutiva al Santiago Bernabéu lograr marcar Messi. Justo las cinco veces que ha jugado allí con Guardiola en el banquillo. En total le ha hecho once tantos en catorce duelos. No está nada mal.

Guardiola fue el que sorprendió con su alineación. El banquillo era de lujo: Xavi, Piqué, Pedro, Sergio Busquets… «Mou» fue fiel a lo que estaba previsto. Era el mismo equipo con el que encajó el 5-0 en el Camp Nou, pero eso parece ya olvidado. No lo está lo sucedido en los otros cuatro clásicos que jugaron de forma casi consecutiva. Pepe y Alves volvieron a cruzarse y saltaron chispas. Otra vez el azulgrana se fue al suelo, exagerando, tras una entrada del portugués. Los decibelios subieron en el estadio y en la hierba hubo el primer amago de tángana, como esas que protagonizaron a cada instante en la batalla de derbis del pasado año. Subió la temperatura en un partido más o menos soso hasta ese momento. Alves hace amigos por donde va. También Piqué, no se sabe muy bien por qué, pitadísimo al entrar en la segunda parte, cuando Guardiola empezó a recomponer el equipo con el defensa y con Xavi. Cuando Villa abandonó el campo, los aficionados se acordaron de otro «7»: «Raúl, Raúl, Raúl, Raúl», gritaron al ritmo del oé, oé, oé, oé!!.

Mourinho dejó las novedades para la segunda parte. Presentó a su fichaje más caro del curso, el portugués Coentrao, que participó en el pequeño asedio de su equipo. Su lugar fue el centro del campo junto a Xabi Alonso, mientras la banda derecha era para Callejón.

Los otros dos nuevos sobre el césped fueron Thiago y Alexis Sánchez, la sorpresa en el once de Guardiola. Mostró sólo detalles, pero pudo ser el comienzo de una gran amistad con Messi. Trajo de cabeza a Marcelo especialmente durante el primer tiempo y dejó claro que la habilidad y el regate son sus mejores virtudes.