Sin lluvia no hay Rossi

Jerez- «El primer día fue segundo y hoy (por ayer) el 13», reflexionaba un aficionado al salir del circuito. Se refería a Rossi que, como le sucede al espectador, no encuentra respuestas a su vertiginosa cuesta abajo. El viernes, con la pista mojada, ilusionó a todo el mundo con una buena actuación, pero 24 horas después volvió a tocar fondo. Firmó el peor tiempo de todas las Ducati que hay en la parrilla, fue la última moto oficial clasificada (13º) y hasta la CRT de De Puniet marcó mejor tiempo.

Por si todo esto fuera poco, se quedó a 3.4 segundos de la «pole» de Lorenzo en un circuito corto y técnico, algo impensable para cualquier piloto de élite e imperdonable para uno de los más grandes. Su gesto al acabar el día no era mejor que su situación, y mientras explicaba su calvario le costaba levantar la mirada del micrófono al que estaba hablando. «Siempre he sabido qué hacer para ser rápido, pero desgraciadamente con esta moto no funciona. Nuestro mayor problema está en la entrada en curva, donde pierdo mucho tiempo. Para tomar riesgos, necesito sentir la moto de forma correcta y no es el caso». La explicación es similar a las que ha dado desde que se vistió de rojo. Nada cambia, y cada vez se le ve más cerca de cansarse. Su compañero Hayden se coló en la primera línea de parrilla (3º), pero Rossi parece que ha perdido las ganas hasta de copiarle la configuración: «De cara a la carrera es un poco tarde para cambiar a la puesta a punto de Nicky, aunque sinceramente no creo que haciéndolo mejorase mucho. Él consigue pilotar esta moto mejor, sobre todo en las curvas».

Valentino contaba sus «penas» poco después de la exhibición de superioridad que habían dado Lorenzo y Pedrosa, dejando al tercero a más de un segundo. La sonrisa de ambos y la seriedad de Rossi, admitiendo que ha dejado de disfrutar, simbolizan el cambio de régimen que hace tiempo se ha instalado en MotoGP y que ayer fue más evidente que nunca.