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Australia estrena ministro rockero

La Razón
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Bangkok- La voz de Peter Garret, familiar para los amantes del rock, sonará a partir de ahora en las ruedas de Prensa del Gabinete australiano. La cartera ministerial de Medio Ambiente para el ex cantante de «Midnight Oil» es una de las primeras medidas tomadas por el laborista Kevin Rudd tras su victoria el pasado fin de semana. Y una excelente metáfora de lo que pretende hacer durante la Legislatura.

Garret era un rockero reivindicativo al uso. Ha roto guitarras, tiene cicatrices en la cara provocadas por sus desbarres en el escenario y, sobre todo, ha descargado su inconformismo contra Estados Unidos y sus guerras, las multinacionales, los derechos de las minorías étnicas y a favor de la defensa del medio ambiente. Tres de estos cuatro eslóganes son, precisamente, las bases del programa electoral con el que Rudd se deshizo de uno de los jefes de Gobierno más exitosos de la segunda mitad del siglo. En doce años, John Howard había convertido Australia en uno de los países más ricos del mundo, con una renta per cápita superior a la de Alemania, Francia o Gran Bretaña.

El líder conservador lo hizo todo, pero ha acabado perdiendo incluso su escaño en el Parlamento por saltarse a la torera los consejos que le habría dado cualquier viejo rockero. Por ejemplo, no hizo ningún caso a las reivindicaciones de los indígenas australianos, que llevan años exigiendo subsidios por los abusos cometidos contra sus comunidades en el pasado colonial. También se negó a firmar el Protocolo de Kioto, convirtió a Australia en el país que más contamina del mundo (per cápita) y se alineó con Bush en Irak.

Con sus decisiones impopulares y su estilo sobrio proporcionó a los australianos un nivel de bienestar inimaginable hace 20 años.

Su sucesor ha demostrado en una semana que quiere ser la perfecta antítesis: retirada de las tropas de Irak, firma de un «tratado histórico» con las minorías indígenas, ratificación inmediata de Kioto. Sólo en una cosa no ha cedido a los clichés: mantendrá la línea económica de Howard, ya que se considera «económicamente de derechas».

Los defensores de Garret aseguran que, en realidad, no es un músico metido a política, sino un político metido a músico. Dicen que abandonó su recién iniciada carrera en el Partido Laborista para fundar Midnight Oil. Ya vestido de estrella, realizó una gira benéfica por las zonas más deprimidas del planeta con un grupo formado íntegramente por indígenas, como telonero. Y, en 1984, fue candidato a senador por el Partido para el Desarme Nuclear, con posturas que en Europa defiende la izquierda radical.

La militancia ecologista ha sido una constante en su carrera: hasta en «You Tube» se encuentran sus vídeos con sermones sobre cómo ahorrar energía en la cocina y la ducha. A sus 54 años Garret está muy lejos del muchacho recién graduado en leyes que gritaba con rabia en los escenarios. Aunque sus asesores han tenido que trabajar sus meteduras de pata, maneja en las comparecencias públicas su 1,93 con la misma elegancia que en la MTV. Eso sí, ahora habla de «polución medioambiental» y no de que, como cantaba en sus canciones, «está lloviendo mierda».